viernes, 22 de febrero de 2013

Video recuperado


He vuelto a hacerlo. Como en YouTube, los guardianes de la Santa Moral de la Propiedad Inquisitorial -¡uy, perdón! Intelectual- me habían bloqueado mi vídeo de Otoño en la Granja, he vuelto a colgarlo, esta vez con el fondo musical que me han obligado a poner.Obsérvese que al principio del vídeo pone que la música es el Bolero de Ravel. Lo puese por segunda vez y también me lo prohibieron. Parece ser que Maurice Ravel tuvo una relación bastante íntima con Teddy y con Ramón y les dejó en herencia los derechos de autor.
Así que lo dicho. Mis sinceras disculpas a los propietarios de los derechos de Wish You Were Here, de Pink Floyd, que era el tema que había puesto inicialmente de fondo y a los herederos de Ravel; y una pedorreta acompañada de una higa a los sabuesos que se dedican a rastrear la Red, los bares y hasta las fiestas privadas en busca de algún incauto al que poner el sambenito y humillar en la plaza pública. No sin antes meterle la mano en la bolsa, claro. Faltaría más.

La nueva dirección es:


Espero que os guste.


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro
 
*** Con fecha 19 de abril de 2013 rectifico -encantadísimo de rectificar- lo dicho en cuanto a la versión del vídeo acompañada del Bolero de Ravel. Aunque en su día sí fue censurada, hoy me encuentro que funciona perfectamente en la dirección
 
Ahí va esa mano y Paz a los hombres de buena voluntad



jueves, 21 de febrero de 2013

Humor segoviano



¿Quién ha dicho que los segovianos no tienen sentido del humor? Esta furgoneta estaba hoy, 21 de Febrero de 2013, aparcada delante del número 210 del paseo de La Castellana de Madrid. Traduzco para quien no lo lea:

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martes, 19 de febrero de 2013

Por el puerto de La Fuenfría


Si hay un paseo -me niego a llamarle senderismo- que podamos catalogar de obligado desde La Granja, esa es la bajada desde el puerto de Navacerrada, a través del Camino Schmid y el puerto de La Fuenfría hasta Valsaín. Ahora entraremos en los detalles, pero antes decir que “descubrí” esta ruta va a hacer dos años, en verano y por indicación de Luis Lucio y algunos más que la habían hecho el día anterior.

Aconseja la prudencia comenzar la jornada lo antes posible, por lo que el autobús Linecar que pasa a las 8:30 por La Granja es una buena opción para estar a las 8:45 en la Venta Arias. Eso, si no se quiere tener que volver a subir a por el coche después; o no se convence al consorte de que madrugue para hacer de chófer, como prueba de amor. Desde allí se sube en dos minutos a la pista llamada El Escaparate, de cuyo pie sale el Camino Schmid. Este discurre entre pinos, a poco más de media ladera y un poco por debajo de la cuerda de la sierra. Con una peculiaridad: a lo largo de todo el camino y cada cincuenta o cien metros, han colocado grupos de dos o tres rocas intercaladas entre sí, de manera que haya que atravesarlas en zigzag. Lisa y llanamente, un dispositivo anti ciclistas. No diré que me alegro, pero se agradece mucho lo de poder pasear por el campo sin encontrarte al primo gay de Robocop, lanzado en loca carrera contra tu persona. O sin tener que mirar simultáneamente hacia delante y hacia atrás para no ser atropellado.

Aproximadamente en hora y media o dos horas estaremos en el puerto de La Fuenfría y ya en un camino liso y ancho. Bueno, al menos en su día fue liso, que de eso hace dos siglos y las piedras se clavan en las plantas, atraviesan la suela y llegan hasta el mismo hígado. Y a pesar de eso, el camino es un auténtico espectáculo: un descenso suave y cómodo entre pinos. Eso sí, ahora ya con ciclistas. No en vano ese ha sido siempre el paso natural entre las dos mesetas, hasta que Carlos III encargó a Villanueva el diseño del paso por el puerto de Navacerrada, mucho más inclinado y con sus “comodísimas” siete revueltas. Alguna ventaja tendrá, que hace mucho que yo no discuto con los ingenieros. Existen al borde del camino las ruinas de una vieja casa en la que se dice que reposaban los reyes, desde Felipe II a los Borbones, en sus desplazamientos venatorios, primero a Valsaín y posteriormente a La Granja. Para saber más sobre estas ruinas recomiendo el artículo, muy bien documentado,  de Pedro de La Peña en http://www.devalsain.com/html/casaras.html . Por cierto, tengo que investigar esta página, que tiene muy buena pinta. Si alguien la conoce, se agradecen comentarios.

Seguimos descendiendo y, una vez atravesados varios claros, nos cruzamos con el camino de Santiago que tomamos hacia la derecha, en dirección Segovia con un leve ascenso y una bajada larga también entre pinos, cómo no. Desde ahí, una pista asfaltada nos baja hasta Valsaín. Pero antes de la bajada definitiva, al pie del cerro de Matabueyes, podremos contemplar el sobrecogedor espectáculo de las trincheras de la Guerra Civil. Como dije en otro artículo, en la revista del Tiro InfoClub nº 11 del año pasado,  este fue uno de los dos puntos defensivos que se establecieron para detener el avance de las tropas republicanas desde Madrid a Segovia en 1937. En los cerros de Matabueyes  y del Puerco, a ambos lados del pueblo, se repartió estopa de la de verdad. Pero esta es otra historia.

Lo que interesa ahora es cómo concluir nuestro paseo y yo para eso aconsejo el bar La Pradera. Siempre que al paseante le guste tomar la mejor sopa castellana de Europa, claro. Si no, cualquier bar, tasca o aguaducho sirve para despacharse una buena ración y un galón de vino. La Paloma no es mala elección, por ejemplo. Y pilla justo de paso.


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro