¿A quién beneficia? "Quid prodest scelus, is fecit". En latín, "Aquel al
que favorece el crimen es quien lo ha cometido". Quien sea
aficionado a las novelas policíacas, sabrá que es la primera pregunta que debe
hacerse cualquier investigador que se considere digno de tal nombre. Y quien
sea aficionado a seguir los artículos de este humilde blog, sabrá que ni la
Política ni las profecías suelen entrar entre los temas a debatir. Sin embargo,
a veces es fácil dejarse llevar por la corriente, y después de una intensa
semana de sobresaltos, uno no puede dejar de echar su cuarto a espadas. Solo por
el placer de apostar, solo por el placer de poder decir “eso ya lo dije yo”. De
menos nos ha hecho Dios…
En cuestión
de días y hasta de horas, hemos visto cómo un ciudadano que no hace más de seis
meses estaba en la oficina de empleo, ha llegado a la Presidencia del Gobierno
de España. Aparentemente, en un movimiento de una audacia sin límites, Pedro
Sánchez descabalgado del Poder a un Mariano Rajoy que, veinticuatro horas antes,
celebraba la aprobación de unos Presupuestos que le garantizaban una
legislatura tranquila. ¿Cómo ha podido entonces dejarse apuntillar en mitad de
la plaza como un manso? Quid Prodest? Veamos:
Mariano
Rajoy termina de aprobar, con gran sacrificio de votos entre sus seguidores,
unos presupuestos que como hemos visto, le garantizan dos años de tranquilidad
hasta el final de la legislatura. Apenas le plantan la moción de censura en el
Registro del Congreso, tarda horas en saber que el PNV, decisivo para su
aprobación, y beneficiario de sus inversiones a pesar de sangría de votos, se
va a decantar a favor. En lugar de negociar, se encierra con su guardia
pretoriana en torno a dos botellas de Johnnie Walker, y comete la absoluta
falta de respeto al pueblo español de no comparecer en una moción de censura
contra él. A pesar de que por tres veces el ponente Pedro Sánchez le ha dicho
por la mañana, con luz y taquígrafos, “dimita usted y en este momento retiro la
moción”, no se molesta ni en contestar. Es más, aguanta hasta la votación para
perderla y que Pedro Sánchez acceda a la Presidencia. El Partido Popular,
después de seis años de Presidencia de Rajoy, está sufriendo una sangría de
votos imposible de cauterizar: negociación con ETA, seguidismo de Zapatero en
este asunto y en otros de ingeniería social y, sobre todo, la gestión del golpe
de estado en Cataluña, con una aplicación light
del artículo 155 de la Constitución. Esto es, para poner inmediatamente un
gobierno que le libere de su obligación de restaurar el orden constitucional en
Cataluña. La inmensa mayoría de esos votos, se está yendo a Ciudadanos.
El PSOE, por su parte está
sufriendo también una sangría de votos en dos direcciones: sus votantes más
radicales se han ido a Podemos, un partido que se vende como más ilusionante
para el votante de izquierda y, sobre todo, más pendenciero contra la derecha
recalcitrante. La realidad es que a base de ordeno y mando y de machete
venezolano, Pablo Iglesias sabe que ha tocado techo y que nunca va a superar el
techo de Izquierda Unida, a quien ya ha fagocitado. Aunque está a punto de
superar al PSOE, lo que en algunas encuestas ya ha conseguido, este tiene que
reaccionar para volver al statu quo
del bipartidismo. Y Pablo se conforma. Después de todo, hay que pagar las
letras del apartamento. Pero la gran sangría socialista de votos, harta de una
oposición condescendiente y de un reparto descarado de puestos en ayuntamientos
y autonomías, va hacia -ya lo ha adivinado usted- Ciudadanos.
Los nazis, tanto los
catalanes como los vascos, están en un momento dulce en el que tienen al estado
opresor contra las cuerdas, gracias a años de política de cesión y
apaciguamiento, y parece que solo les falta dar el golpe de gracia. Este bien
podría ser un levantamiento general en cualquiera de sus formas, una campaña de
internacionalización del problema, frente a la inactividad del Estado o la
exigencia de más cesiones a cambio de paz, como siempre han hecho. Solo tienen
un problema: en caso de que vayamos a unas elecciones generales, todas las
encuestas dicen que ganaría el único de no debe ganar. El único que ha demostrado
que no solo no se debe negociar con separatistas, sino que además se les puede
ganar en las urnas ¿Quién es? Exactamente, Ciudadanos.
En los dos años que nos
quedan de legislatura -que nadie se piense que va a haber elecciones antes-,
vamos a ver a un PSOE extremadamente moderado, dialogante y conciliador, que hará
como que hace, pero no aprobará una sola medida, ni a favor ni en contra de los
nazis vascos y catalanes; a un PP extremadamente pendenciero, agresivo y defensor
de las esencias constitucionales, con muchos aspavientos y mucho jaleo mediático.
A lo mejor, hasta le vemos encabezar manifestaciones a favor de las víctimas
del terrorismo. Esas a las que tanto desprecia. Y a unos nazis periféricos
gritones y amenazantes, pero más mansos que el borreguito de Norit. Y es que no
solo hay que recuperar a los votantes perdidos, es que como “nos roben” el
centro, todos tenemos muchísimo que perder. Todos lo sabían, todos callaron. Quid
Prodest?
Sí señor, magnífica reflexión. La historia se escribirá.
ResponderEliminarEn dos años, la solución.
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