Lo cierto es que había pensado
escribir este artículo hace unos diez días, más o menos. Y que en él, abusando de
mi condición de licenciado en Historia Moderna y Contemporánea, pensaba “predecir”
la posibilidad de un estallido social, dadas las actuales circunstancias.
Pensaba anunciar, además, urbi et orbe, que ese estallido podría ser uno
generalizado, aprovechando cualquier detonante menor; o muchos puntuales, en
distintos lugares de España y por motivos aparentemente distintos. Pues mira
por dónde, justo castigo a mi indolencia a la hora de escribir, los hechos no
me han dejado adelantarme a la realidad y me han adelantado ellos a mí. Así me
voy a ganar yo la vida como profeta…
En estos momentos en que
escribo, están saltando las costuras de la paz social en toda España, sin que
nadie haga nada por remediarlo. Bueno, sí. Como he dicho otras veces, en España
cuándo pasa algo grave, no buscamos explicaciones ni mucho menos soluciones, buscamos
culpables. Así que ahora que la gente está pasando hambre, que no puede hacer
frente a sus gastos corrientes, a sus deudas, a sus hipotecas ni aún a la
mismísima comida de sus hijos, se echa a la calle para pedir una solución y los
políticos buscan culpables. Para la izquierda y la ultraizquierda la culpa es
de Vox, porque ellos nunca han rodeado el Congreso, nunca han reventado actos
de nadie, no han ensayado la guerra revolucionaria en Cataluña ni han acosado a
nadie en sus propias casas. Para el PP, la culpa también es de Vox, no vaya
alguien a acusarles de fachas. Para Ciudadanos, lo realmente importante es la
Economía y no van a entrar en provocaciones; y para Vox finalmente, hay un
movimiento organizado internacional, encabezado por George Soros y dirigido a
debilitar las instituciones en España y a través de ellas, las de toda Europa.
Sin obviar el hecho de que sí
es verdad que hay organizaciones más o menos extendidas, financiadas o
toleradas por distintos gobiernos, para capitalizar las protestas sociales, el
hecho cierto es que los que protestan hoy en día en España no son revolucionarios
profesionales sino gente muy desesperada. Además, también es verdad que esas “organizaciones”
muchas veces, no son más que tres o cuatro pobres imbéciles con ganas de montar
bronca, debidamente manipulados. Pero lo realmente importante es que el grueso
de la gente que está saliendo a la calle no lo hace por diversión. Más aún, ni han
oído ni van a oír una sola explicación ni propuesta para remediar su situación.
Y no la van a oír sencillamente porque nadie de los que deberían tenerla, la
tiene. Y como no la tienen, lo más “sensato” es dedicarse a buscar alguien a
quien echar la culpa, elevando el tono de las acusaciones, en la medida en que
vaya aumentando la tensión. Eso es exactamente lo que vamos a ver a partir de
ahora, en los días y semanas sucesivos. Lo malo, es que no sabemos hasta dónde
va a llegar la tensión, porque estas cosas se sabe siempre cómo empiezan, pero
nunca cómo terminan. Pero en mi opinión va a ser muy, muy grave. Me encantaría
equivocarme.
La última vez que la gente se echó a la calle indignada, su protesta fue capitalizada por un grupo apoyado y financiado desde otros países y se creó Podemos. Los que habían salido, se volvieron a sus casas en muchos casos, pero ellos recogieron las nueces del árbol que otros habían movido. Lo malo es que ahora son ellos los que están en el poder y no parecen dispuestos a dejarse poner las orejas coloradas por unos cuantos miserables hambrientos. Hasta ahí podíamos llegar.
Mala pinta tiene…
Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro
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