Noche del sábado 27 de julio
al domingo 28, playa de Palma de Mallorca, concierto de los 40 Principales.
Terminado el concierto, una niña de catorce años, junto con su amiga se dirige
a casa. Pero en el camino son interceptadas por un grupo de unos veinte chicos,
todos varones que las rodean, les tocan, les jadean, intentan desnudarlas, inmovilizarlas
y violarlas. En ningún caso son ellas las que se han ido con los chicos, sino
que han sido acorraladas. Como pueden,
las pobres niñas se zafan, escapan y huyendo a la carrera se encuentran con el
hermano de dieciséis años, a quien cuentan lo ocurrido. El chaval, con más valor
que inteligencia, con más corazón que cabeza, se va a por los agresores y les
recrimina su actuación. La manada se siente fuerte, superior. Un niño de
dieciséis les parece un bocado apetecible al que se puede acceder sin
mancharse, y le meten una paliza interminable, que se salda con dos fracturas
de mandíbula y contusiones por todo el cuerpo.
Nadie dijo nada. Parece ser
que la inocencia, las ganas de divertirse un rato en un concierto de unas niñas
menores, sí son una provocación. Nada que ver por supuesto, con la brutal
agresión sufrida por una pobre mayor de edad que se encierra con seis tíos en
un portal durante los sanfermines. Ella sí que merece la movilización de centenares
de grupos feministas; ella sí que merece que se cambie la Ley en España para
que la presunción de inocencia no sea un obstáculo. Por supuesto, también
merece que los más circunspectos jueces, cambien su apreciación de un delito
por miedo a ser crucificados en la plaza pública. O que sea el acusado quien
cargue con la prueba. En definitiva, tan
aberrante agresión -y en esta afirmación no hay ni un ápice de ironía- merece
toda la iracunda respuesta de centenares de grupos, clanes y bandas feministas.
Pero parece que estas manadas están de veraneo. Igual están recorriendo la
costa de concierto en concierto, en la seguridad de que a ellas no les pasará
nada. Después de todo, nada puede pasarles si son ellas quienes les dictan a
los jueces quién es digna de ser considerada una mujer, y qué es digno de ser
considerado agresión sexual. El delito de violación no existe, lo quitaron
ellas del Código Penal el 8 de noviembre de 1996, con los votos de PSOE, IU,
CiU, EAJ-PNV, CC, PAR, ERC, EA Y UV y la abstención del PP. Los mismos que presumen
de feministas, pero ahora además con el apoyo de Ciudadanos y Podemos.
Pues nada, han pasado cinco
días y nadie ha dicho nada. Personalmente, no creo que sea por el hecho de que
en la “famosa” manada hubiera un militar y un guardia civil. Tampoco parece
relevante el hecho de que esta última manada estuviera integrada por moros,
cómo va a ser eso. Eso sería racismo.
Y por cierto, antes de que
los buenecitos oficiales entren en pánico, se retuerzan sobre sus toallas de
playa y se les atraganten los boquerones, siento aclarar que “moro” no es
ningún término racista. Los “mauri” son los habitantes del norte de África
desde que esa zona fue romanizada. De hecho, Mauritania no significa otra cosa
que tierra de moros, y no creo que nadie se refiera a sí mismo en un tono que
considere despectivo. Es más, estoy tan seguro de que los musulmanes están
orgullosos del término, que el principal grupo terrorista musulmán de Filipinas
se llama Frente Moro de Liberación Nacional, aunque también existe el Frente Islámico de
Liberación Mora. Pero a quién le importa eso, si cuentan con el respeto
y la admiración de las manadas de feministas domesticadas. Después de todo, lo
más importante es la “multiculturalidad”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario