Vamos a ver si nos aclaramos,
porque aquí lo que hay es mucho listillo. Entonces, con la excusa de que no
está nada claro el horario, hay gente que aprovecha, y así nos va. No es que
vayamos a acabar todos contagiados, es que hay algunos que van a reventar de
correr o de montar en bici, dejar la bici en casa, llevar a los niños a pasear,
sacar al perro, volver a sacar la bici, hacer la cena… y de lo otro, ni
hablamos. Alguien ha dicho que dentro de nueve meses habrá un nuevo “baby
boom”, o sea, un repunte de la natalidad, pero no sé de dónde sacará el tiempo
para cubrir tantos frentes... Nunca mejor dicho.
De seis a diez de la mañana
(¡vaya horas!) podemos salir los mayores de edad a hacer deporte, pero no
cualquier deporte. Quedan excluidos todos aquéllos que requieran de una cancha
para ser jugados, de dónde en definitiva sólo se puede salir a correr o a
montar en bicicleta. Bueno, también hay quien patina en tabla o con patines. Ya
es algo más. Pero ojo, ninguno de estos deportes se puede hacer en compañía,
por lo que será de estricta aplicación el principio de “Antón, Antón Pirulero,
cada cual, cada cuál que atienda su juego, y el que no lo atienda pagará una
prenda”. Lo que sí se puede realizar en compañía es pasear, siempre que sea con
la persona con la que convives. Es decir, si vas rápido, vas solo; si vas
despacio, puedes ir acompañado. ¿Y cómo sé yo si voy rápido o voy despacio? Además,
si te acabas de separar y no te ha dado tiempo a darte de baja en el padrón
¿convives o no convives? También es cierto que, si te acabas de separar, no te
dedicas a dar paseítos, pero bueno. Y si son tus padres los que se han separado
y tienen la compartida ¿con quién puedes pasear? Con los dos, no. Será con el
que convives ese día… Es igual, no seamos rebuscados. El único requisito para
pasear a esas horas tan agradables, aparte de ser mayor de edad, es ir vestido
de colorines, llevar una cinta en el pelo, sudar y llevar un cuentakilómetros
en el brazo. Claro, yo salgo a pasear vestido de persona, con mi sombrero y sin
sudar, y siento decenas de miradas inquisitoriales.
A todo esto, si tienes niños o
perros, tienes salvoconducto a lo largo de todo el día para salir, aunque se
entiende que eres responsable y sólo saldrás une vez al día, una hora, a un
kilómetro de casa, etc. Pero claro, también tienes un problema ¿salgo a correr
y dejo a los niños en casa, me llevo el perro a correr o le digo a los niños
que saquen el perro y me dejen en paz? No, eso tampoco. Después de todo, el
perro puede salir las horas y las veces que le dé la gana; pero los niños, ya
se sabe: una vez, a un kilómetro, una hora… Y claro, tú no vas a renunciar a tu
deporte, que llevas cuarenta días haciendo pasteles y tumbado en el sofá. Así
que a organizarse el horario: deporte, niños, perro, pasteles… Recapitulemos:
deporte de seis a diez de la mañana; niños, de doce a siete de la tarde y
perros tres veces al día, tres horas, tres kilómetros.
Todo esto, siempre y cuando no
lo hagas de diez a doce de la mañana ni de siete a ocho de la tarde, que es el
horario reservado a los mayores. No, a los mayores de edad no. A los jubilados,
a los abuelos, a los ancianos… todo menos la cursilería de la tercera edad, por
favor. A ver si encima de tener que estar pendiente del reloj para poder salir,
hay que estar pendiente del lenguaje políticamente correcto. Sí, ese que se
empeña en utilizar palabras cursis para no llamar a las cosas por su nombre.
Que empezamos así y ya hay gente que tiene pareja en lugar marido, y llama por
su nombre al perro que monta a su perrita… Pero vamos a lo que vamos, no nos
despistemos: si usted tiene sesenta y cuatro años, pero ha sido prejubilado, se
ha separado y tiene perro; si además su hija se ha separado también y se ha
venido temporalmente a vivir con usted; y si además se ha traído con ella a sus
dos hijos, la mayor de dieciocho recién cumplidos y el pequeño de doce, tiene usted
muchos más problemas de los que se creía. Usted no puede salir a mirar obras, como
cualquier jubilado que se precie, porque no hay obras. Usted no puede salir a
montar en bici ni a patinar porque es muy probable que no tenga ropa de
colorines. Usted no puede salir a pasear de seis a diez, porque es jubilado y
su horario es otro distinto. Y si lo hace no podrá llevar a su nieto, porque el
horario de abuelos y de nietos es incompatible. Usted tampoco puede salir en el
horario de los jubilados porque, aunque usted es jubilado, no tiene la edad
requerida. Si quiere salir en el horario de los niños tendrá que pedir a su
hija que le preste al niño ya que la niña no le vale, pero se arriesga a que su
hija le pida el perro tres veces al día, lo cuál en un principio parece una bendición. Pero resulta que tres horas, tres kilómetros y tres veces al día, son nueve
horas con un niño y una adolescente encerrados en casa. Sinceramente, prefiero
el perro. Además, no sé si usted se ha dado cuenta, ahora como no hay nadie en
la calle, los dueños de los perritos no se agachan con la bolsa ni para coger
dinero…
Lo dicho, de lo otro ni hablamos.
Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro
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