Como lo prometido es deuda,
vamos a seguir viendo los ataques demoledores del Pensamiento Único Obligatorio
contra la libertad de pensamiento. No sé si con esto terminaré de escribir al
respecto, lo que sí sé es que seguro que me dejo algo en el tintero y que a lo
mejor me meten a mí en el tintero. Que surgirán, como ya ha pasado, críticas
más o menos fundadas. Bienvenida sea la polémica.
La historia del
descubrimiento y colonización de América, es una historia de saqueos, pillaje y
violaciones de los derechos más elementales de los indios. Otra mentira. Pocas
veces nadie ha dicho semejante estupidez, ante la mirada bobalicona de cateto
ignorante de los acusados, como ahora. A los españoles, se nos injuria y se nos
insulta, y lo único que hacemos es agachar las orejas. Primera y demoledora
consecuencia de habernos cargado la Enseñanza. Vamos a ver: la Reina Isabel
declaró a los indios Hijos Menores de la Corona, lo que desde un primer momento
les protegió de cualquier tipo de abuso por parte de los colonos. Y la
Administración Real se ocupó y se preocupó de que esto fuera así, durante los
quinientos años que mantuvo su presencia en los territorios castellanos del
otro lado del Atlántico. Los que ahora derriban estatuas de Colón y acusan de
saqueo y de violaciones a los españoles, son los descendientes de aquellos que
conspiraron para lograr las independencias. Los mismos que, una vez lograda la
independencia esclavizaron, saquearon y violaron a los indios. Con el agravante
de que esos mismos que derriban estatuas y acusan al resto del mundo de la
desgracia de los indios, tienen de indios lo que yo de beato: todos se llaman
García, Pérez, Morales, Ortega o Castro. No, señores, no fueron mis abuelos los
que fueron a saquear a nadie, fueron los suyos. Los míos se quedaron aquí.
El clima está cambiando. Aterrador,
la verdad. Lo malo es que nadie ha dicho todavía respecto a qué, a cuando
o cuánto está cambiando el clima. De
hecho, las alarmas saltaron cuando alguien dijo que había un tremendo agujero
en la capa de ozono, que cada vez era más grande y que cuando desapareciera la
capa de ozono nos íbamos a achicharrar como lagartos. Al final la Naturaleza,
tan tozuda ella, se empeña en quitarnos la razón en todo aquello que
“descubrimos” y el agujero de la capa de ozono volvió a disminuir. Y a volverse
a abrir y a volver a cerrarse… como llevaba haciendo toda la vida y nunca había
pasado nada. O nada grave, por lo menos. Lo malo es que alguien descubrió que
el miedo es negocio, que si hago un discurso apocalíptico hay mucha gente
dispuesta a comprármelo. Y a comprármelo bien caro. Tanto, tanto como que al
que se le ocurra cuestionar mis teorías va a quedar automáticamente fuera de la
comunidad científica. Hasta el punto de que el clima es la única rama de la
ciencia donde no se sigue un sistema deductivo sino inductivo. En lugar de
analizar, experimentar y comprobar los elementos determinantes para llegar a
una conclusión, se establece una conclusión a la que hay que llegar por
cualquier camino. Y si no existe, se inventa. Pero sobre todo, nunca dejar de
alarmar al gran público. Así que en vista de que no había agujero creciendo en
la capa de ozono, se empezó a hablar de calentamiento global. También sin
explicar qué es eso de global claro, pero es que el adjetivo asusta. Y una vez
más, la maldita Naturaleza demuestra que no necesita esta clase de defensores,
y bajan las temperaturas medias.
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Es igual, podemos mantener la tensión
hablando del cambio climático
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¿Pero a qué cambio nos referimos? ¿Cambio de
presión, de humedad…? De temperatura y precipitaciones ya se ha demostrado que
es una chorrada. Después de todo el clima lleva cambiando desde que el mundo es
mundo. No en vano, depende de unas treinta variables distintas: presión,
temperatura, inclinación del eje terrestre, ubicación de la tierra respecto al
sol, aumento o disminución de las masas de agua, cambios de presión, temperatura
de los océanos o de los lagos, volcanes… De hecho, no es que el clima no
cambie, es que nadie ha dicho que tenga que ser uniforme, no puede serlo de
ninguna manera. Ni en el tiempo ni en una misma ubicación
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Usted lo que es, es un escéptico y un
negacionista. Prepárese usted a perder su cátedra y toda la financiación que
tenía para investigar ¡Vamos, hombre! ¿Habrase visto? El clima está cambiando y
punto.
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Amén
Ya no existen los
protagonistas. Los que tenemos más de cuarenta, todavía recordamos las
películas donde el héroe se enfrentaba a los villanos y salvaba a la chica. Es
más, si el director se venía muy arriba, el héroe salvaba al mundo o incluso a
la galaxia. Entonces se exaltaba el esfuerzo individual, la capacidad de
sacrificio de una persona, y el éxito del protagonista era un final
ejemplarizante. Pues ahora no. Ahora “el protagonista” es colectivo,
multicultural y abierto. “Todos somos Encarnita”. Pongas la serie que pongas, o
vayas a ver la película que vayas a ver, los protagonistas son un grupo
integrado por al menos: un blanco, una mujer, un negro y/o hispano o asiático;
y una pareja homosexual. Nada que objetar. Como no me gusta el cine y además
niego categóricamente que se trate de ningún arte, ni séptimo ni octavo ni
segundo… con no ir al cine tengo suficiente. Y en casa, afortunadamente, tengo
muchas más y mejores cosas que hacer que ver la televisión. Por lo demás, este
nuevo formato no es menos ejemplarizante que el anterior. La única diferencia
es que el ejemplo que enseña no es discutible. Si no te gusta, eres un… bueno,
eso.
Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro