domingo, 15 de junio de 2025

El maldito aforamiento

 

Aquél que se encuentra callado, no lo está porque tenga un “callamiento”, sino porque calla, sencillamente; todo el que ande despistado lo hará, no por tener un gran “despistamiento”, sino un simple despiste; igualmente, si usted se encuentra cansado, podemos decir sin temor a equivocarnos que es usted víctima del cansancio, pero en ningún caso diremos que sufre usted mucho “cansamiento”; por último, si su barco está fondeado en un puerto seguro, podrá usted respirar tranquilo sabiendo que le sujeta una buena ancla, no un buen “anclamiento”. Vayan dos cosas por delante: la primera, que casi todos estos conceptos ridículos están presentes en el diccionario de la RAE, aunque no con el significado que usted cree; la segunda, que hace muchos años que me da igual lo que diga la RAE, ya que se consideran de uso normal conceptos que, debido a los medios de comunicación, aparecen y desaparecen a una velocidad de vértigo.

Juro por lo más sagrado que últimamente entro en crisis, y a veces hasta convulsiono, oyendo y leyendo los medios de comunicación. No por el contenido de las noticias relativas a nuestra querida España o al resto del mundo, que ya sería motivo suficiente, sino por la forma de darlas. Vamos a ver, si la función de los periodistas y comunicadores es informar, y el medio del que tienen que servirse es el la palabra o la escritura ¿no hay nadie en las facultades donde estudian, que se preocupe por el correcto uso del Lenguaje? Señoras y señores, una persona aforada no lo está porque tenga un “aforamiento” sino porque es titular de un fuero ¿Y qué es un fuero? porque me temo que aparte de no estudiar Lengua Española, tampoco estudian Historia de España en sus facultades. Pues un fuero, querida señora, es una ley especial, una ley diseñada específicamente para una persona, una población o un grupo social concreto: los nobles, los latoneros, los colonos del valle del Duero o los pastores de La Mesta. Todos ellos podían ser aforados porque detentasen su propio fuero, pero lo que no detentaban en ningún caso era un “aforamiento”. Y lo que es más importante, es lo más anticonstitucional que la Constitución contiene. Es decir, después de ciento sesenta y nueve artículos consagrando la igualdad de todos loes españoles ante la Ley, los constituyentes plantaron una Disposición Adicional Primera que se carga todo lo anterior reconociendo y protegiendo los fueros de Navarra. Es decir, las leyes que hacen distintos a los navarros del resto de los españoles. Después vendrían las provincias vascas y después todo lo que ahora estamos sufriendo. Y lo que es peor, los españoles la votamos masivamente, aunque yo entonces no tenía edad de votar. Me faltaba poco pero no llegué.

Pero no es la intención de este artículo criticar nada de la Historia de España, ni de las bondades o defectos de nuestra Constitución. Ya está siendo suficientemente atacada, arrastrada y tergiversada como para que venga yo a apuntillarla: es lo que tenemos y no hay más, así que habrá que defenderla. Pero para eso, por favor, empecemos por hablar sabiendo de lo que hablamos, sabiendo lo que decimos y por qué lo decimos. No es mucho pedir ¿no?

lunes, 7 de abril de 2025

Anteriormente...

En el artículo precedente me refiero a la posibilidad de afrontar una guerra. Por decirlo más precisamente, de los motivos por los cuáles se supondría que deberíamos estar dispuestos a sacrificar nuestras vidas y, en el caso de los de mi generación, las de nuestros hijos. Y lógicamente, habrá quien argumente en defensa de esta posibilidad, que tenemos que salvaguardar los principios y los derechos que como miembros de la Unión Europea disfrutamos. Así que no me ha quedado otra que hacer un somero repaso a esos derechos que hemos “ganado”: 

 Anteriormente había guardas, vigilantes y porteros cuya labor era vigilar, diferenciando entre quienes hacían una vida normal y quienes andaban con intenciones aviesas. Ahora hay cámaras, cámaras que no distinguen entre buenos y malos, que nos vigilan y nos juzgan a todos por igual, que nos siguen por la calle, en las tiendas, en los lugares de ocio… y en lugares peores. Cámaras que en todo caso registran nuestra vida, la guardan y la archivan para cuando haga falta o para quien le haga falta. 

 Anteriormente disfrutábamos de las ciudades, de su bullicio, de su jaleo, de sus “peligros” y de sus diversiones. Ahora las ciudades se defienden de nosotros. Nos imponen todo tipo de limitaciones hasta el punto de que para que las ciudades sean más amables con el ciudadano, se prohíbe al ciudadano entrar en las ciudades. Algo absurdo pero real. Con mucho más motivo si quieres venir en coche. Antes el centro era una vorágine de coches, atascos y falta de aparcamiento que lo hacía impracticable, a no ser que fueras en transporte público, que era lo que hacíamos todos. Dejábamos el aparcamiento para los que venían de fuera o para los que prefirieran “comerse” el atasco. Y aquí paz y después gloria, si no querías ir a centro, ibas a otro lado. 

 Anteriormente se fomentaba la responsabilidad frente a la vigilancia, la prohibición y la sospecha permanente. Te enseñaban que un trampolín es peligroso y que si no sabes saltar, no debes subirte. Ahora se prohíben los trampolines. Anteriormente te enseñaban que alcohol y volante eran incompatibles y que, si bebías, no podías conducir. Ahora pasas por un procedimiento penal de consecuencias incalculables. Y no solo te dicen lo que puedes beber, sino que te dicen cuándo puedes comprar el alcohol, aunque no vayas a conducir. 

 Anteriormente nadie te juzgaba, ni mucho menos te condenaba, si tenías una afición que no fuera acorde con el gusto de los poderosos. Di ahora que te gustan la caza o los toros… o que fumas. 

 No decenas, centenares de veces he salido al campo y he hecho una hoguera para asar sardinas, chuletas o para hacer un chocolate. Jamás se nos desmadró un fuego, ni pusimos en peligro un centímetro de tierra, más allá del círculo de piedras que rodeaba la hoguera. Sin embargo, ahora que está todo prohibido los fuegos se siguen produciendo, cada vez de forma más aterradora. Entre otras cosas porque el monte está sembrado de ramas, troncos y piñas que no se pueden tocar de su sitio para que, en su caso, arda mejor. Eso sí, se dice que el fuego es “de segunda generación” y así no hace falta explicar por qué ha ardido. 

 Nuestros agricultores y ganaderos -los de toda Europa- han sabido desde tiempo inmemorial qué hacer con esa leña caída en el bosque y, lo que es más importante, con los rastrojos o malas hierbas sobrantes después de una cosecha o una siembra. Pero parece ser que no, que lo saben mucho mejor los cuatro cantamañanas que ocupan los despachos de Bruselas, de Luxemburgo o de la madre que los que los alumbró a todos. Por eso está prohibido quemar rastrojos… y por eso se queman muchas más hectáreas de cultivo y de monte. 

 Hubo un tiempo en que comprar una botella de vino para cenar o para comer… o para bebértela de un trago, no te convertía en un alcohólico que le cuesta mucho dinero a la sociedad, sino que era una costumbre sana. Los borrachos eran borrachos, los alcohólicos, alcohólicos y la inmensa mayoría de la gente joven bebía sin control una o dos veces en su vida, aprendía la lección y en lo sucesivo sabía controlarse. Ahora se dedican a desafiar las prohibiciones como, entre otras cosas, ha hecho siempre la gente joven. 

 Más aún, en aquellos tiempos bárbaros previos a nuestro rescate por la civilizada Unión Europea, no se describió un solo caso de fallecimiento o enfermedad irreversible por haber probado aceite, sal pimiento o vinagre de un recipiente que no fuera un sobre de plástico, cerrado y “monodosis”. Pero qué le vamos a hacer, nadie dijo que ser superiores fuera fácil. 

 ¿Pero sabe usted qué es lo más gracioso? Pues que esas leyes no las hacen los representantes que nosotros votamos en las elecciones al Parlamento Europeo. Entre otras cosas porque el Parlamento Europeo no tiene prácticamente potestad legislativa alguna, más allá de hacer sugerencias a la Comisión, que es quien realmente dicta las normas. Sí, esa Comisión a la que nadie ha votado. Esa Comisión que nos está pidiendo que mandemos a nuestros hijos a morir, para que ellos puedan seguir dictando normas absurdas, sin someterse a escrutinio, votación o control de ninguno de aquéllos para los que dicta las normas. No sé yo…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

sábado, 22 de marzo de 2025

¿MANDARÍAS A TUS HIJOS A MORIR POR VON DER LEYEN?

¿Mandarías a tus hijos a morir por Von der Leyen? Nadie, repito, nadie ha votado a esta individua. Menos aún para que nos meta en una guerra que ni siquiera Hitler o Napoleón que dominaron toda Europa, fueron capaces de ganar. Va a ser que los norteamericanos no eran tan malos. Pregunto por mandar a morir a los hijos, porque pertenezco a esa generación que tiene hijos en edad de ser movilizados para la guerra. Pero por las mismas podría dirigirme a los chicos de esa edad, para preguntarles por qué o por quién estarían dispuestos a morir. Creo que no nos llevaríamos muchas sorpresas con la respuesta. Y no crea nadie que se va a salvar por no tener hijos o por tener solo hijas. Primero, porque ya está más que previsto que las mujeres se movilicen en caso de guerra. Segundo, porque caso de no ser así, el papel de la mujer en las guerras siempre ha sido mucho más doloroso que el de los hombres, a quienes por lo menos, se les deja empuñar un arma para defenderse o para morir matando.

Sé que todo este discurso suena algo extraño, algo ajeno a nosotros mismos, que en el noventa y nueve por ciento de los casos no hemos vivido una guerra ni hemos tenido la posibilidad de conocerla. Sin embargo, esa posibilidad es cada vez más cierta. Cada día que pasa se nos anuncia desde las instancias europeas que debemos ir preparándonos para lo que viene. Otra cosa distinta es que en España haya, no sé si orden o acuerdo tácito para no mencionarlo en los medios. Ya se sabe, ojos que no ven, corazón que no siente.

En todo caso, como señalaba más arriba, ni los dos ejércitos mejor armados y dirigidos que se hayan paseado por toda Europa, los de Hitler y Napoleón, fueron capaces de entrar en Moscú. Y ambos sucumbieron ante el invierno ruso. ¿Me quieren decir que ahora un ejército de ejércitos, cada uno con sus mandos, con sus armas y con sus soldados, distintos todos ellos, van a hacer temblar a algún ruso? Claro, siempre está la posibilidad de ser más inteligentes, superar nuestros enfrentamientos históricos y crear un ejército único. Pues a ver cómo se hace eso: me encantaría ver a un francés recibir órdenes de un belga, a un inglés recibirla de un francés, a un holandés recibirlas de un alemán o a un español de un francés. Normalmente, cuando surge este debate siempre hay alguien que lo zanja diciendo eso de “ahora as guerras no se hacen con ejércitos sino con armas de destrucción masiva”. Pues eso no es del todo cierto. En primer lugar, porque si lo fuera estamos listos. Y porque entonces ya no se trata de mandar a tus hijos a Ucrania sino de que nos sacudan una bomba atómica antes de que a nosotros se nos ocurra pensarlo. Y en segundo porque por más misiles que lances y por más territorio que destruyas, tú no has ganado ninguna guerra hasta que completas la ocupación efectiva del territorio. Y para eso sí que hacen falta los ejércitos. 

Podíamos seguir muchas más páginas sopesando los pros -si los hubiera- y los contras de semejante estupidez, dirigida por las élites globalistas europeas. Preguntarnos si estaríamos dispuestos a tal sacrificio para que aquéllos que han restringido nuestra libertad, han bastardeado todas nuestras instituciones y nuestro derechos y nos quieren quitar el dinero para manejárnoslo ellos, puedan seguir haciéndolo. 

Si a alguien se le ocurre a dónde huir, que lo diga, por favor.

domingo, 5 de enero de 2025

¡TARDE, AMIGUITOS!

Para hablar de Walt Disney hay que tener en cuenta varias cosas: Walter Elias Disney nació en 1901 en Hermosa, Illinois. Estudió en el Kansas City Art Institute donde conoce al dibujante Ub Iwerks y junto con su hermano Roy crean Disney Productions. Enseguida se lanzan por un camino que a todo el mundo le parecía un suicidio, cual fue la producción de dibujos animados. Lo llamaron la “locura Disney”, nadie daba un dólar por ellos. Investigaron la animación en seres humanos y como consecuencia lanzaron el primer largometraje de animación en inglés: Snow White and the Seven Dwarfs, Blancanieves y los Siete Enanitos. Fueron los primeros en utilizar el Technicolor y los efectos especiales, y los primeros en dotar de personalidad propia a cada uno de los personajes. Crearon la cámara multiplano con la que podían dar sensación de profundidad a la imagen a base de capas espaciadas unas de otras, a distinta velocidad. Todo ello convirtió a Blancanieves en una de las películas más taquilleras de la historia del cine y en merecedora de ocho premios Oscar. Pero además fueron los primeros en crear una película en la que interactúan actores reales con dibujos animados, y nada menos que en 1923, con Alice Comedies, desarrollando la técnica años después en Song of the South, Canción del Sur de 1946; los primeros en sincronizar imagen y sonido en Steamboat Willie, de 1928; hicieron como hemos visto el primer Techicolor, pero no en Blancanieves sino en Flowers and Trees de 1932; primer sonido estereofónico, Fantasía, 1940; primeros en transferir directamente dibujos al celuloide sin necesidad de entintar, con máquina Xerox; pioneros en la animación por ordenador con Tron, precedente de Toy Story, Monstruos SA o Cars

En fin, creo que no estamos hablando de ningún pelagatos. Todo esto los lleva a ser desde entonces, una de las productoras más potentes de Hollywood y en consecuencia del mundo. Sin embargo, muchos años después de muerto don Walter, las productoras de Hollywood y con ellas todo el cine mundial, se van a precipitar por una pendiente política o, como les gusta decir a ellos, políticamente correcta. Aunque ya antes de su muerte habían pasado por el calvario de la caza de brujas, en plena guerra fría, pero ese fue un capítulo distinto. 

Todos los que habíamos crecido viendo películas de Disney, sin más intención que la de que nuestros padres nos tuvieran callados y entretenidos durante una hora y media, vimos cómo las películas que se producían para nuestros hijos se convertían en auténticos manifiestos. En manuales de instrucción de comportamientos que incluso debían pasar por encima de la educación recibida en casa, y hasta enmendarnos la plana a los mayores. 

A partir de 1980 Walt Disney Productions sufre una serie de cambios, divisiones y subdivisiones que va a dar lugar a la actual Disney Pixar. Esta, ha abrazado sin contemplaciones los movimientos Woke (desperté), inicialmente de rebelión de las minorías raciales contra el racismo; y Queer, que define a las personas con identidad sexual distinta a la heterosexual. Pero resulta que ambos movimientos se han convertido en algo más que simples movimientos sociales. Todo ello, después de haber sido asumidos, tanto por el Partido Demócrata americano como por todo el resto de la izquierda mundial (allá donde no hay regímenes de izquierda, claro). Ante la evaporación del sueño colectivista, la izquierda civilizada y demócrata ha encontrado en los movimientos sociales un leitmotiv, una razón para existir y no disolverse como un azucarillo en el agua, como ha ocurrido en muchos países de Europa. Esto no le ha debido parecer mala idea a las mentes pensantes de Disney Pixar que, como digo, en su día optaron por incorporar todas esas reivindicaciones sociales a sus guiones, dando lugar en muchas ocasiones a auténticas aberraciones. Tanto, tanto que mucha gente ha dejado de ir o de llevar a sus hijos a ver películas de Disney, optando por otras alternativas que ya, a estas alturas del siglo XXI pueden ser tan buenas o mejores. ¡Y eso ya sí que no, amigo! Poderoso caballero es Don Dinero y las productoras estamos para ganar dinero, no para perderlo. Allá los gais, las lesbianas, los negros o los hispanos, que nosotros no estamos para arruinarnos por nadie. Ellos tendrán quien les defienda, y si no lo tienen, asunto suyo. Ya henos perdido demasiado dinero, así que convoca a la prensa y declara formalmente que Disney Pixar renuncia todas esas majaderías.

Lo que no está claro es que esto vaya ya a servir de algo, que hundir una empresa es muy fácil, lo difícil es remontar. Aunque con ese potencial, es fácil que revivan. En todo caso, como diría alguno de sus entrañables personajes, ¡Tarde, amiguitos!


miércoles, 11 de diciembre de 2024

Hablar de fango

 Ahora sí que sí, no puedo más. Estamos a día once de noviembre, y el cuatro de diciembre haría diez meses que no escribo ni publico nada. A ello han contribuido circunstancias personales y problemas que requerían mi atención en otros asuntos, pero hasta aquí hemos llegado. La Nueva Inquisición, la Policía del Pensamiento y los Guardianes de la Corrección Política, me han tocado las narices una vez más. No digo nada sorprendente si cuento que Facebook, esa especie de contubernio disfrazado de red social a quien Belcebú confunda, ejerce una censura directa y sin contemplaciones sobre sus usuarios. Tampoco hace falta que nadie me diga que los usuarios de Facebook estamos desfasados, fuera de onda y más acabados que la Falange. Pero es igual: ni pienso adentrarme en ninguna red social nueva, que no me interesan en absoluto; ni me he dado de baja por no perder el “contacto” con otros usuarios, casi todos ellos en torno a mi mi edad, lógicamente. Sesenta y dos, por si alguien se lo pregunta.

El caso es que, en una de esas respuestas al comentario publicado por un buen amigo, introduje el siguiente comentario que fue inmediatamente censurado, encerrado en un círculo rojo y acompañado de dos opciones: “Intentar de nuevo” o “Borrar”. Excuso decir que lo de “intentar de nuevo” era como ofrecer un último deseo a un condenado a la horca: di lo que quieras porque en dos minutos vas a estar con los pies colgando. Y así fue. Sin entrar en introducciones ni en el tema que trataba, aunque ahora verá usted que fácil es deducirlo, transcribo mi comentario, mi pecado, mi blasfemia y el motivo por el que podría y debería ser lapidado fuera de los muros de la ciudad:

Corto te quedas... Pero una observación ¿te has dado cuenta de que desde que le echaron a patadas de Paiporta, no ha vuelto a hablar de fango? No vaya a ser que tanto mentar a la bicha...

No quito ni pongo una letra ni una coma, juzgue cada cual. No he injuriado a nadie, no he acusado a nadie de nada, ni he juzgado hechos. Más aún, mis artículos se publican normalmente en Facebook y en Blogger, que no sé si depende del anterior, pero creo que sí. Confío en que este pueda salir y todo haya sido una mala interpretación y no una censura previa. Ya sabe usted: hay palabras que solo con ser detectadas invalidan todo el texto de manera inmediata. Cruzo los dedos y adelante.


domingo, 4 de febrero de 2024

AHÓRRATE ESAS PALABRAS

 

Es más que frecuente, machaconamente insistente, diría yo, que aquéllos que tienen que dirigirse a un auditorio de más de dos personas, caigan en el uso de lo que yo llamo palabras comodín. Es decir, palabras que consideran que son de muy recomendable uso, tanto por su significado como por su significante. Y esto reza tanto para los responsables de redactar los textos publicitarios, bien sea de televisión, radio o prensa escrita, como para los locutores de los medios hablados y escritos, los conferenciantes o los profesores. Muchas veces incluso, ignorando su verdadero significado.

Pues bien, aprovecho este humilde blog para declarar a la ciudad y al mundo, urbi et orbe, que he tomado la firme determinación de no consumir productos ni atender a discursos que contengan este tipo de malhadadas palabras. Y lo explico:

PLANETA: me niego a que me sigas machacando con la idea de que yo, haga lo que haga, me estoy cargando todo rastro de vida inteligente y no inteligente en la Tierra. Excepto, claro, si compro tus muebles de cocina, si me desplazo en el conche que tú vendes, si viajo con tu agencia, consumo tus chicles o me afeito con tu maquinilla.

SOLIDARIDAD / SOLIDARIO: Paso. Que tú no sepas que solidaridad quiere decir responsabilidad única e individual de cada uno de los concernidos, no me convence para ser solidario. Los habitantes de las favelas, las víctimas de un terremoto o los amputados pueden darme más o menos pena, más o menos compasión o ganas de ayudar, que no suelen ser pocas porque todos hemos pasado calamidades. Pero de ahí a considerarme a mí responsable de su situación, lo siento, pero hay un largo trecho.

MÁGICO: Cuando me dicen que algo es mágico, lo siento pero no puedo evitar pensar que es una soberana estupidez. Y es que no falla, cuando alguien no tiene nada que decir acerca de algo o de alguien, dice que es mágico. Ejemplos hay muchos: las princesas Disney, la noche de Fin de Año o un crucero por la Costa Blanca. Pero el que se lleva la palma, el ejemplo estúpido por excelencia es la noche “mágica” de los oscar. Es decir, cuando se junta la gente del cine para dar premios a la gente del cine, que a su vez se emocionan enormemente por haber recibido un premio que se dan ellos mismos, se suben al escenario y compiten por ver quién hace el discurso más ridículo. Más mágico, diría yo.

MEDIO AMBIENTE: Hasta donde yo sabía, medio ambiente es el espacio físico en el que se desarrolla cualquier actividad, pero parece que no, El medio ambiente solo merece tal nombre si es algo flower power, bonito, agradable a la vista, sano… el interior de una mina o de una fábrica, no son medio ambiente. Son solo nada ambiente.

CLIMA, la palabra mágica: estamos todos preocupadísimos porque “el clima está cambiando”. Pero depende a quién le preguntes, el clima cambia de una forma u otra. En mi pueblo ya no llueve, en el mío se desbordan los ríos, en el de mi señora hace años que no nieva; y en el suyo de usted, aunque parezca mentira, nunca ha hecho este frío en enero. Claro, que si tomamos una definición bastante elemental de la palabra clima, como el conjunto de las variaciones de presión y temperatura que afectan a un territorio concreto, igual podemos entender que son tantas las combinaciones posibles que afectan a esos dos factores determinantes, que es imposible pensar que puedan ser algo constante.

INCLUSIVO: todo tiene que ser inclusivo, aunque da igual lo que cada uno incluya. Todo es susceptible de ser incluido siempre que además tenga usted en consideración razas extintas, religiones inaceptables y cualquier inclinación sexual por la que alguien pueda sentirse atraído. Cuanto más repelentes, mejor. No me da la gana de comprar su producto inclusivo, sencillamente.

DIVERSO: Cuando alguien te dice que su producto o su servicio es diverso, te está diciendo que no hace falta ser alguien normal para consumirlo. Siempre que consideremos normal a alguien que vive su vida sin imponer a nadie sus costumbres, sin exigir a los demás que le aplaudan sus manías y en general, sin llamar la atención. Para ser diverso hay que ser un coñazo.

PLURAL: No necesito ser plural. Desde que tengo conciencia me preocupo por lo mío y por lo de los míos. Lo que hagan los demás, cómo sean, de donde vengan o adonde vayan, sinceramente me tiene sin cuidado. No me afecta nada si lo que yo uso, lo que yo consumo o lo que demando, le gusta a otra gente, ni mucho menos si esa gente es igual, distinta o parecida a mí. Otra cosa son mis decisiones individuales de ayudar, preocuparme o ignorar lo que les pase a los demás. Pero eso es una decisión personal mía, insisto: ni me considero obligado ni necesito que usted me diga lo que tengo que pensar o sentir.

TODOS: repito, me da igual lo que hagan los demás. Evite intentar convencerme de nada con frases como “todos somos…”, “…para todos” o “todos tenemos derecho”. Le auguro un fracaso estrepitoso.

SOSTENIBLE: me pasa como con el planeta, cuando me dicen que algo es sostenible me pongo en guardia. En principio, entiendo que algo sostenible, es algo que no genera desperdicios, algo que una vez usado, puede volver a utilizarse. Lo que no me creo es que sean sostenibles los coches, los cosméticos y hasta los espectáculos. Y no es que no me lo crea, es que además me molesta que me tomen por imbécil.

PAREJA: yo no tengo pareja, estoy casado y mi mujer es mi mujer y yo su marido. No somos ninguna pareja. También podíamos ser novios o prometidos o incluso vivir juntos sin estar casados, que eso a nadie ha de importarle ¡pero pareja! Las parejas, querida señora, las forman los animales cuando les viene el celo y se emparejan. Algunos de ellos, pocos, incluso forman parejas que duran todo el resto de su vida. Una pareja, si usted no me dice otra cosa, la forman dos seres vivos que, circunstancialmente, se unen para procrear. Eso en la especie humana, desde hace muchos siglos se institucionalizó con el fin de garantizar la seguridad y la integridad de todos los miembros del clan familiar. Una pareja es solo la unión de dos individuos.

NUESTROS FIELES AMIGOS: Desde hace años existe la tendencia de humanizar a los perros, para así demostrar todo lo que se les quiere. Parece que, si no le haces una camita a tu perro, si no lo vistes como si fuera un niño o lo sientas a la mesa, no le quieres nada. Ahora hay que dejar a los perros entrar en las tiendas, en los transportes públicos y hasta en los espectáculos. Y no es ya que puedan molestar a alguien, que no está contemplado que a alguien puedan no gustarle los perros, es que nadie repara que para ellos pueda ser una auténtica tortura, porque su naturaleza les exige espacios abiertos, correr o jugar con otros perros. No, no me gustan los perros de ciudad, con amos de ciudad empeñados en que su perrito sustituya al hijo que no tienen, sino que me gustan los perros, sencillamente. Y por supuesto, no me gusta que nadie de por hecho que por eso tengo que tratarlos como a personas. No es mi fiel amigo, es mi perro.

HISTÓRICO: No me cuentes que algo es “histórico” para despertar mi admiración y que me dé cuenta de lo importante que es. Todo es histórico, es decir, todo sucede antes de lo siguiente que va a suceder y después de lo que ya ha sucedido. Porque la historia no es otra cosa que la sucesión de hechos. La importancia que cada uno de ellos tenga, no depende en absoluto del momento en el que tiene lugar, pero parece que si decimos que es histórico tiene más importancia. Y así debe ser, sin duda… para los catetos.

martes, 19 de diciembre de 2023

SEÑOR ALCALDE

 

Aunque no es costumbre de este blog hablar de política, sí he hablado algunas veces de políticos. De hecho, el 19 de enero de 2016 publiqué una respetuosa carta a su antecesora en el cargo, doña Manuela Carmena, (https://gonzalorodriguezjurado.blogspot.com/2016/01/con-el-debido-respeto-senora-alcaldesa.html) en la que me permitía darle algunos consejos o, por decirlo mejor, algunas sugerencias. No soy yo nadie para dar consejos a políticos consagrados como usted o Manuela Carmena. Pero compréndalo, la política municipal es la que más afecta al ciudadano, la que de verdad puede influir en su vida diaria. Por eso, y porque estoy convencido de que su voluntad es precisamente la de mejorar la vida de los madrileños, me tomo la licencia de ofrecer mi punto de vista como administrado por usted.

Es sabido que recientemente Madrid ha sobrepasado a Moscú como capital europea con más árboles. Lo que añadido a su tamaño infinitamente menor que la capital rusa, da una idea aproximada de la densidad de árboles que tenemos, y deja claro el amor de los madrileños por los árboles. Por eso no parece muy acertado que, precisamente desde el mandato de doña Manuela Carmena, se haya dejado de ver a las cuadrillas que antes podaban, cuidaban y mimaban los árboles de Madrid. Y que ahora para lo único que se hable de ellos, sea para cerrar los parques cuando hay viento, por si se le caen encima a un paseante. Algo nada extraño si tenemos en cuenta que su cuidado no sólo pasa por no podarlos sino también por no examinarlos regularmente.

Pero siendo preocupante el desamparo de nuestros árboles, no lo es menos el peligro constante que para la seguridad de los madrileños supone el goteo incesante de patinetes y bicicletas por cruces, aceras y parques. Vamos a ver: Ni somos Sevilla, ni somos Valencia, que son ciudades planas, ni debemos compararnos con ninguna otra ciudad. Por mucha conciencia ecológica que ustedes tengan, o por mucho complejo que les suponga no tenerla, Madrid se encuentra en las estribaciones de Sistema Central, por lo que es casi imposible encontrar una sola calle que no esté en cuesta. Puede usted estar seguro de que nadie, repito, nadie coge el coche en Madrid porque le diviertan los atascos, porque le guste contaminar o por fastidiarle a usted. Muy al contrario, son usted y sus predecesores los que sistemáticamente se han dedicado a entorpecer el tráfico, en lugar de hacerlo más fluido. Y todo ello a base de estrechar calles, ensanchar aceras donde no hacía falta y sembrar Madrid de bicicletas y patinetes que no respetan una sola norma de circulación, poniendo en riesgo la integridad de los transeúntes. Y entre esos transeúntes se encuentran personas mayores, niños, ciegos, etc. Pero claro, si ustedes se dedican a sembrar Madrid de torpedos vivientes a los que nadie exige un permiso de conducir, un seguro ni la más mínima identificación, es fácil que el saldo sea positivo… a favor de los que atropellan gente. Porque si estamos venga a estrechar las calles, a complicar la vida a los coches para poder poner más y más carriles bici, y resulta que nadie los utiliza, creo que estamos haciendo un negocio muy extraño. Si me admite la sugerencia, en París han hecho un referéndum para preguntar a los ciudadanos si estaban favor de la libre circulación de patinetes por la ciudad. No le digo cuál de las dos opciones ha ganado por casi un noventa por ciento, pregúntelo usted.

Usted se presentó por primera vez con la promesa de desbloquear el centro de Madrid, la gente le votó, y no sólo no lo desbloqueó, sino que amplió el bloqueo, ¡y le volvieron a votar! Es decir, usted “protege” el distrito Centro de los ciudadanos que le pagan, pero usted, sus concejales y sus chóferes pueden pasar sin ningún problema por allí. Todo muy lógico. Y hablando del distrito Centro: hasta donde yo sé, el turismo es una de las principales fuentes de ingresos de nuestra querida ciudad ¿verdad? Pues no veo muy rentable para el turismo que tenga usted a oscuras todo el centro, empezando por la calle Alcalá, siguiendo por la Gran Vía, Príncipe de Vergara, Velázquez, La Castellana y todas las calles más comerciales y de ocio. En todas esas calles, se divisa un puntito de luz en lo alto de cada farola, pero iluminar, lo que es iluminar poco. O no ha cotejado usted las cifras de atracos a turistas, o le dan igual o nuestros tradicionales chorizos no son ya lo que eran.

Por último, permítame solo una apreciación basada en mi experiencia. Nada de datos, cifras oficiales, ni cosa alguna otra. Hace años tuve el honor de trabajar como responsable de Cultura de un par de distritos, en la corporación de su antecesor, D. José María Álvarez del Manzano. Entonces los equipos de Cultura los nombraba cada concejal, hasta que llegó doña Manuela Carmena, nombró a los suyos, los hizo fijos, llegaron ustedes y no dijeron ni pío. Por no molestar, supongo. Bueno, el caso es que fue en aquella época en lo que, harto de atascos, opté por utilizar el transporte público para desplazarme por Madrid, y nunca me había arrepentido de ello… hasta ahora. Y antes de que alguien me diga que los transportes dependen de la Comunidad de Madrid, aclaro que la EMT, no. Pues bien, entonces las frecuencias de los autobuses en un día laborable normal, eran de dos o tres minutos; con el señor Ruiz-Gallardón y su lugarteniente Ana Botella, la cosa aumentó a cuatro o cinco minutos; Con doña Manuela Carmena, la cosa se fue a ocho o diez; y actualmente, con usted, no es infrecuente ver en las pantallas de las marquesinas, donde se indica el tiempo que va a tardar tu autobús, el fatídico +20, que quiere decir que va a tardar más de veinte minutos. ¿Cuánto más? ¡ah, más de veinte! Si no fuera porque usted persigue con saña, acosa y multa a los que no tenemos dinero para comprarnos un coche eléctrico, volvería a coger mi coche para andar por Madrid. Por eso y porque todavía nos queda el Metro, claro. Por cierto ¿su coche y los de sus concejales son eléctricos?