Este título, aparte de una
obra, no sé si autobiográfica de Pedro Almodóvar, es un fiel reflejo de lo que
representan actualmente en España, no solo nuestros artistas, actores, autores,
intelectuales y periodistas, sino nuestros políticos. Y claro, si toda esa
caterva de “representantes” de la sociedad son los que a diario vemos en uno u
otro medio, al final es lo que imitamos. Aunque no sé yo si somos mal educados
porque no tenemos un ejemplo a seguir, o porque el ejemplo a seguir es el que
es. Y lo somos, sencillamente porque la educación se ve como algo del pasado.
Como una rémora felizmente superada. En muchas ocasiones he oído la cantinela
de que “la educación pública está muy bien, pero es que llevar al niño con los
hijos de los emigrantes…” Y al final, resulta que cuando tratas con ellos te
das cuenta de que los hijos de los inmigrantes, en concreto de los que proceden
de Hispanoamérica, les dan cien vueltas en educación a los hijos de los
españoles. Por supuesto, esto último es una generalización y como todas las
generalizaciones, admite todo tipo de excepciones. Dicho queda. Lo malo es
cuando oyes esa cantinela a un militante de Podemos. Y juro que yo se la he
oído.
Y hablando de impostura y de
mala educación ¿Alguien puede explicarme qué relación tiene ser político con
ser un maleducado? Lo digo porque recientemente, en los actos del Día de la
Fuerzas Armadas, se pudo ver a gran cantidad de políticos, politiquillos y
politicastros dando un auténtico recital de mala educación. De unos partidos y
de otros, todo hay que decirlo, pero más de unos que de otros. Vamos a ver,
señores: no saber hacer la reverencia a SM el Rey, no te hace más republicano
ni más de izquierdas. Sencillamente te hace más maleducado. De la misma manera
que rascarte tus partes en presencia del Presidente de la República Francesa no
te hace más monárquico, sino más bien te hace quedar como un patán. O que
tratar sin el debido respeto al Papa, al Gran Rabino de Jerusalén, al Patriarca
de Constantinopla, al Dalai Lama o al ulema de la Mezquita de tu barrio, no te
hace más ateo ni más laicista, sino que te convierte en un auténtico paleto
destripaterrones.
Claro que puestos a quedar
mal ante SM el Rey, quedaron mucho peor los que no fueron que los que sí lo
hicieron, aunque no supieran hacer la reverencia. A estos por lo menos se les
puede suponer ignorancia. Y aquellos no eran de izquierdas, aparentemente. Que
la Presidenta -vaya palabreja- de la Comunidad de Madrid, no fue porque tenía
que ir al fútbol. Con un par. No sé qué cara se le quedaría cuando se encontrase
a SM en el mismo partido. Si es que aquí todavía se pone alguien colorado… Por
su parte, el Presidente en funciones del Gobierno de España, tampoco pudo
asistir al homenaje a la Fuerzas Armadas españolas en el que participaba SM el
Rey, por un compromiso mucho más importante, sin duda. “El coñazo ese del
desfile…” lo llamaba él.
El caso es que al final,
gústenos o no nos guste, la educación es una parte importantísima de la
convivencia. Si no la más importante, ya que no es otra cosa que actuar de
forma correcta, de manera que la primera impresión que de nosotros perciba el
otro sea el respeto hacia su persona. Y eso, aunque a muchos les cueste
creerlo, ni está obsoleto ni es una rémora del pasado. Antes al contrario, se
ha formado a lo largo de los siglos con mucha sabiduría, mucha paciencia, mucha
delicadeza y mucha habilidad.
Y, por cierto, no dársela a
tus hijos, no les hace más felices ni más libres, sino más ignorantes.
Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro