martes, 3 de noviembre de 2020

ESTALLIDO SOCIAL

 

Lo cierto es que había pensado escribir este artículo hace unos diez días, más o menos. Y que en él, abusando de mi condición de licenciado en Historia Moderna y Contemporánea, pensaba “predecir” la posibilidad de un estallido social, dadas las actuales circunstancias. Pensaba anunciar, además, urbi et orbe, que ese estallido podría ser uno generalizado, aprovechando cualquier detonante menor; o muchos puntuales, en distintos lugares de España y por motivos aparentemente distintos. Pues mira por dónde, justo castigo a mi indolencia a la hora de escribir, los hechos no me han dejado adelantarme a la realidad y me han adelantado ellos a mí. Así me voy a ganar yo la vida como profeta…

En estos momentos en que escribo, están saltando las costuras de la paz social en toda España, sin que nadie haga nada por remediarlo. Bueno, sí. Como he dicho otras veces, en España cuándo pasa algo grave, no buscamos explicaciones ni mucho menos soluciones, buscamos culpables. Así que ahora que la gente está pasando hambre, que no puede hacer frente a sus gastos corrientes, a sus deudas, a sus hipotecas ni aún a la mismísima comida de sus hijos, se echa a la calle para pedir una solución y los políticos buscan culpables. Para la izquierda y la ultraizquierda la culpa es de Vox, porque ellos nunca han rodeado el Congreso, nunca han reventado actos de nadie, no han ensayado la guerra revolucionaria en Cataluña ni han acosado a nadie en sus propias casas. Para el PP, la culpa también es de Vox, no vaya alguien a acusarles de fachas. Para Ciudadanos, lo realmente importante es la Economía y no van a entrar en provocaciones; y para Vox finalmente, hay un movimiento organizado internacional, encabezado por George Soros y dirigido a debilitar las instituciones en España y a través de ellas, las de toda Europa.

Sin obviar el hecho de que sí es verdad que hay organizaciones más o menos extendidas, financiadas o toleradas por distintos gobiernos, para capitalizar las protestas sociales, el hecho cierto es que los que protestan hoy en día en España no son revolucionarios profesionales sino gente muy desesperada. Además, también es verdad que esas “organizaciones” muchas veces, no son más que tres o cuatro pobres imbéciles con ganas de montar bronca, debidamente manipulados. Pero lo realmente importante es que el grueso de la gente que está saliendo a la calle no lo hace por diversión. Más aún, ni han oído ni van a oír una sola explicación ni propuesta para remediar su situación. Y no la van a oír sencillamente porque nadie de los que deberían tenerla, la tiene. Y como no la tienen, lo más “sensato” es dedicarse a buscar alguien a quien echar la culpa, elevando el tono de las acusaciones, en la medida en que vaya aumentando la tensión. Eso es exactamente lo que vamos a ver a partir de ahora, en los días y semanas sucesivos. Lo malo, es que no sabemos hasta dónde va a llegar la tensión, porque estas cosas se sabe siempre cómo empiezan, pero nunca cómo terminan. Pero en mi opinión va a ser muy, muy grave. Me encantaría equivocarme.

La última vez que la gente se echó a la calle indignada, su protesta fue capitalizada por un grupo apoyado y financiado desde otros países y se creó Podemos. Los que habían salido, se volvieron a sus casas en muchos casos, pero ellos recogieron las nueces del árbol que otros habían movido. Lo malo es que ahora son ellos los que están en el poder y no parecen dispuestos a dejarse poner las orejas coloradas por unos cuantos miserables hambrientos. Hasta ahí podíamos llegar. 

Mala pinta tiene…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro