sábado, 11 de enero de 2014

Hasta siempre, Luis

El 25 de abril de 2011 escribí un artículo en Tiroleses dedicado a Luis (http://gonzalorodriguezjurado.blogspot.com.es/2012/09/a-las-cinco-en-punto-esa-es-luis-como.html ) Entonces era otra página distinta y otra situación distinta. Vivía Virginia, vivía Millán y Luis no podía morirse nunca. Parece mentira pero es que hay personas, lugares y circunstancias que no pueden cambiar nunca, que no tienen derecho a desaparecer, a morir… y Luis era una de esas personas. ¿Alguien se imagina el Medio Punto asfaltado, Matabueyes con semáforos o un chiringuito en Las Calderas? Pues todas esas cosas pueden llegar y de hecho, llegan.

Para los que creemos en Dios, la muerte no es el final sino el principio de otra vida mejor y, lo que es más importante, definitiva. Para los que no creen, la muerte es el final de un ciclo accidental después del cuál no hay nada. Uno de los dos tendrá razón, digo yo. Pero lo que sin duda es cierto para unos y para otros, es que en el último día hacemos -o alguien lo hace por nosotros- balance de todo cuanto hemos dicho, hecho, pensado y hasta sentido a lo largo de nuestra vida. Y es aquí donde creo que Luis se ha tenido que ir más que tranquilo. Una persona a la que no se le conocen enemigos, de la que nunca se ha oído hablar mal a nadie y de la que tanta gente se precia de ser amigo, no puede tener un mal tránsito. Sea hacia donde sea. Una persona que para tantos de nosotros era una figura casi paternal, hasta el punto de que su sola presencia te daba confianza y seguridad cuando eras niño, puede tranquilamente cerrar los ojos pensando “misión cumplida”.

Siempre recuerdo, Luis, cuando en las muchas partidas de mus que hemos jugado me tocaba de pareja contigo. No te hacían falta señas. Solo con que me mirases y dijeses aquello de “cada uno las suyas…” ya sabía que los otros estaban perdidos. Como supongo que lo sabían mejor que nadie Javier Creus, Fonfi, Ramón y tantos y tantos otros socios que de ti hemos aprendido a jugar… y a dejar jugar. Algunos hemos aprendido hasta a sujetar las cartas. Si no fuera porque sé que hoy mismo estarás abrazando a Virginia, apostaría caña y pincho de tortilla con quien fuera, a que estás jugando una partida con San Pedro, a las puertas mismas del Cielo. Déjale ganar alguna que luego tenemos que ir los demás.

Hasta entonces un fuerte abrazo, Luis. Espero que te hayas llevado tus amarracos de cristal, que la baraja y el tapete los llevo yo.


Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

4 comentarios:

  1. Luis es de esas pocas personas que estará para siempre. Y tú, como es habitual, consigues incluso en los momentos más tristes, sacarnos una sonrisa. Gracias Gonzalo.

    Un beso
    Paz Estalellla

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  2. Gonza, muy bonito, autentico y genial como su vida misma

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  3. Precioso, Gonzalo
    Teresa Estalella

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