jueves, 1 de agosto de 2019

Las manadas domesticadas


Noche del sábado 27 de julio al domingo 28, playa de Palma de Mallorca, concierto de los 40 Principales. Terminado el concierto, una niña de catorce años, junto con su amiga se dirige a casa. Pero en el camino son interceptadas por un grupo de unos veinte chicos, todos varones que las rodean, les tocan, les jadean, intentan desnudarlas, inmovilizarlas y violarlas. En ningún caso son ellas las que se han ido con los chicos, sino que han sido acorraladas.  Como pueden, las pobres niñas se zafan, escapan y huyendo a la carrera se encuentran con el hermano de dieciséis años, a quien cuentan lo ocurrido. El chaval, con más valor que inteligencia, con más corazón que cabeza, se va a por los agresores y les recrimina su actuación. La manada se siente fuerte, superior. Un niño de dieciséis les parece un bocado apetecible al que se puede acceder sin mancharse, y le meten una paliza interminable, que se salda con dos fracturas de mandíbula y contusiones por todo el cuerpo.

Nadie dijo nada. Parece ser que la inocencia, las ganas de divertirse un rato en un concierto de unas niñas menores, sí son una provocación. Nada que ver por supuesto, con la brutal agresión sufrida por una pobre mayor de edad que se encierra con seis tíos en un portal durante los sanfermines. Ella sí que merece la movilización de centenares de grupos feministas; ella sí que merece que se cambie la Ley en España para que la presunción de inocencia no sea un obstáculo. Por supuesto, también merece que los más circunspectos jueces, cambien su apreciación de un delito por miedo a ser crucificados en la plaza pública. O que sea el acusado quien cargue  con la prueba. En definitiva, tan aberrante agresión -y en esta afirmación no hay ni un ápice de ironía- merece toda la iracunda respuesta de centenares de grupos, clanes y bandas feministas. Pero parece que estas manadas están de veraneo. Igual están recorriendo la costa de concierto en concierto, en la seguridad de que a ellas no les pasará nada. Después de todo, nada puede pasarles si son ellas quienes les dictan a los jueces quién es digna de ser considerada una mujer, y qué es digno de ser considerado agresión sexual. El delito de violación no existe, lo quitaron ellas del Código Penal el 8 de noviembre de 1996, con los votos de PSOE, IU, CiU, EAJ-PNV, CC, PAR, ERC, EA Y UV y la abstención del PP. Los mismos que presumen de feministas, pero ahora además con el apoyo de Ciudadanos y Podemos.

Pues nada, han pasado cinco días y nadie ha dicho nada. Personalmente, no creo que sea por el hecho de que en la “famosa” manada hubiera un militar y un guardia civil. Tampoco parece relevante el hecho de que esta última manada estuviera integrada por moros, cómo va a ser eso. Eso sería racismo.

Y por cierto, antes de que los buenecitos oficiales entren en pánico, se retuerzan sobre sus toallas de playa y se les atraganten los boquerones, siento aclarar que “moro” no es ningún término racista. Los “mauri” son los habitantes del norte de África desde que esa zona fue romanizada. De hecho, Mauritania no significa otra cosa que tierra de moros, y no creo que nadie se refiera a sí mismo en un tono que considere despectivo. Es más, estoy tan seguro de que los musulmanes están orgullosos del término, que el principal grupo terrorista musulmán de Filipinas se llama Frente Moro de Liberación Nacional, aunque también existe el Frente Islámico de Liberación Mora. Pero a quién le importa eso, si cuentan con el respeto y la admiración de las manadas de feministas domesticadas. Después de todo, lo más importante es la “multiculturalidad”…

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