viernes, 18 de junio de 2021

El tonto sostenible

 

Contaba el gran Jimmy Pérez de Seoane, con esa ironía que lo contaba todo, cómo en uno de sus primeros procesos de selección, llegó a la entrevista final y el entrevistador lo primero que le preguntó fue:

- “¿Te gustan los retos?”

Con mucha parsimonia, Jimmy le contestó

- “Me voy a levantar de mi silla, voy a salir por esa puerta, voy a volver a entrar y vamos a empezar de nuevo la entrevista, como si no me hubieras preguntado esa estupidez…” Creo que dijo una palabra algo más gruesa que “estupidez”, pero, en fin, vale para la anécdota.

Evidentemente no resultó seleccionado, pero como siempre hacía, dijo lo que pensaba y se quedó tan a gusto. Y es que, aunque no es el único, el sindicato de los entrevistadores, psicólogos y seleccionadores es muy dado a la utilización de conceptos y palabras pseudo cultas. Conceptos pro, digamos. Y lo mismo que ellos, los periodistas, los políticos de toda laya, los futbolistas, los famosos, los famosillos, los famosuelos… y todo cursi al que le pongan un micrófono delante.

Pero si para toda esta recua resulta admirable la palabra “reto”, hay otra que no sólo les obnubila, sino que además consideran obligatorio utilizar, venga o no venga al caso. Y ese concepto no es otro que el de “sostenible”. Todo tiene que ser sostenible y nada que no sea sostenible es digno de ser mencionado. Pero es que hay muchas más: para el tonto sostenible las personas no tenemos sexo sino género. Es decir, además de masculino o femenino, un ser humano puede ser neutro, común, ambiguo o epiceno, supongo. Yo creía que eso les pasaba solo a las palabras, pero no se fíe usted mucho de mí. Para el tonto sostenible, además, todo lo que quiere resaltar o señalar como importante es “histórico”. Y en eso no le falta razón, es cierto, que todo lo que ocurre es histórico, desde el punto de vista de que ocurre después de algo y antes de otra cosa. Es decir, en una sucesión temporal, y la Historia no es otra cosa que el relato de los sucesivos acontecimientos. Al tonto sostenible, además, le encanta implementar. Siempre hay que implementar algo. Porque, aunque usted no lo crea, alguien que implementa es una persona cultísima, digna de la admiración de sus semejantes. No lo dude, si usted no implementa algo, usted no será tenido en cuenta nunca. Y eso, que usted no sea tenido en cuenta, al tonto sostenible le genera una gran zozobra, ya que así lo hace constar cada vez que puede. Y lo hace a través de una de su frases más queridas y estudiadas: “que no se quede nadie atrás”. Lo dice y se queda más a gusto que si hubiera recitado las catilinarias de un tirón. El tonto sostenible, es tan tonto que es capaz de decirte que no está dispuesto a que nadie se quede atrás, cuando te está hablando de sesenta, setenta u ochenta mil muertos que ya “se han quedado atrás”. Y no se le ocurra a usted decírselo porque entonces, muy a su pesar, tendrá que sacar su argumento más demoledor, el arma que jamás querrá utilizar contra nadie, pero que, si usted se empeña en explicarle la realidad, le estará obligando a hacerlo. En este caso, el tonto sostenible le llamará a usted negacionista, que es como si alguien le llamara converso ante un tribunal del Santo Oficio. Lo peor, lo que solamente se puede llamar a un despreciable hereje irredento.

Pero no nos equivoquemos, no juzguemos de manera injusta y temeraria, que el tonto sostenible no sólo no es alguien chinche y maniático, sino que además repudia de manera innegociable lo negativo, lo feo y todo lo que chirríe. Es Flower Power total, pacífico, amante de la naturaleza… y bastante pelmazo. Él abomina de las emisiones, odia las emisiones. Todas las emisiones son malas, hasta las flatulencias de las vacas, que por muy naturales que sean, no dejan de ser emisiones. Y las emisiones, son lo que son… De hecho, considera una blasfemia decir que las flatulencias de las vacas son algo natural. Y en cierto modo tiene razón, pues utilizar tan sacrosanta palabra para definir algo tan sucio y feo, no puede por menos que considerarse un sacrilegio. El tonto sostenible nunca desestimará la oportunidad de hablar de algo que sea ecológico, bio o integral, que en realidad se utilizan como un único concepto, aunque no tengan mucho que ver. Pero sobre todo, lo más importante, lo único realmente relevante, lo que de manera indefectible debe decirse de algo o de alguien para señalar su importancia, es que es respetuoso con el medio ambiente. Y uno, que es un poco rural y ciertamente paleto, cuando le dicen eso, se imagina al tonto sostenible haciendo reverencias y bajando la mirada con respeto ante un campo de retamas. Pero, en fin, eso me pasa a mí por no tener una conciencia y una educación verdes. Pero es que, qué le vamos a hacer, en mis tiempos lo verde era algo distinto que ahora. Y mucho más divertido, por cierto, que cuando te hablaban de algo verde, era un chiste o una película…

No hay comentarios:

Publicar un comentario