martes, 22 de septiembre de 2015

Carta a un cateto ilustrado

Mi ignorante e ignorado señor Trueba:

Permítame en primer lugar felicitarle por su último minuto de gloria. Y si digo último es porque de todo corazón deseo que sea el último, aunque no las tengo todas conmigo. En realidad, un mediocre en el país de los mediocres tiene mucho más futuro que alguien con talento. Sí, señor Trueba, ese país del que usted dice no sentirse ciudadano; ese país que admira a los ignorantes que le desprecian y luego se suma al carro del auto insulto. Del insulto a sí mismo, que es lo más ridículo y absurdo que puede existir. Porque usted, diciendo esas sandeces, ha demostrado no solo ser español, sino ser el más español entre los españoles, señor Trueba. Pero esto no lo digo yo, que ya lo decía don Joaquín María Bartrina y de Aixemús (Reus, 1850 - Barcelona, 1880) Le diría que realista catalán, pero es igual porque usted no sabría de lo que le hablo:

Oyendo hablar a un hombre fácil es
acertar donde vio la luz del sol:
si habla bien de Inglaterra será inglés,
si habla mal del alemán es un francés,
y si habla mal de España es español.

Porque aunque los iletrados como usted, dedíquense al cine, al circo o a la política, crean lo contrario, los catalanes siempre se han sentido españoles. Porque los iletrados como usted no tienen ni idea de que el nacionalismo, ya sea el catalán, el vasco, el italiano o el alemán no tiene nada que ver con la izquierda sino que es de extrema derecha. Porque los iletrados como usted, piensan que ser republicano es ser de izquierdas y ser monárquico es ser de derechas. Si les oyeran Ronald Reagan o Sarkozy; o Tony Blair o James Callaghan… las dos eles se pronuncian como una sola y la h es muda. Porque además los ignorantes como usted, repiten sin planteárselo que el cine es un arte. Y no seré yo quien le niegue su calidad de obra de arte a algunas -muy contadas- películas, con la venia de Luchino Visconti. Pero lo que usted y otros como usted hacen, con nuestro dinero por cierto, no es otra cosa que juntar escenas grabadas una y mil veces, para que el actor no tenga que interpretar. Con guiones dictados por la productora para que el guionista no tenga que pensar. Y cobrar una subvención que ni se han ganado, ni han amortizado, ni van a sacar nunca en taquilla. O sea, la casa de Tócamerroque, el puerto de Arrebatacapas, el patio de Monipodio y el sueño de Rinconete y Cortadillo o de Lázaro de Tormes ¿Y dice usted de verdad que no se siente español?

Por cierto, que mientras sus admirados franceses bombardeaban Cádiz en 1812, en el Oratorio de San Felipe Neri se reunían las primeras Cortes Españolas. Allí proclamarían la primera Constitución democrática, frente a la carta otorgada por Napoleón llamada Estatuto de Bayona.  Pero es igual, seguro que tampoco sabe de lo que hablo. En todo caso, seguro que ni con el Estatuto de Bayona le hubieran dejado vivir sin trabajar…


Gonzalo rodríguez-Jurado Saro

4 comentarios:

  1. Querido Gonzalo, ¡Soberbio! como siempre.
    Gracias por dejarnos leerte.

    Javier Aguirre
    "El que camina contigo"

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  2. Gracias ti por leerme, Javier. Gran paciencia...

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  3. Querido Gonzalo,
    Confirmo lo que dice Javier. Ya se echaban de menos estas piezas tan estupendas.
    Un abrazo,
    Luis

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