miércoles, 16 de octubre de 2013

A todos vosotros

Aunque leyendo los últimos artículos de Tiroleses nadie diría que se trata de un blog que trata temas de La Granja y El Tiro, tengo firme propósito de que siga siéndolo. Que últimamente me haya desviado no responde nada más que al hecho de que, quien tiene la suerte de contar con un canal en el que desahogarse y volcar su indignación, difícilmente puede evitarlo. Menos todavía yo, que uno es español y lo de tirar de faca y mentar a la madre todavía me parece un acto de dignidad. Pero he de volver al redil, palabra de trashumante, y lo voy a hacer hoy mismo.

En estos dos años y medio he hablado -normalmente bien- de personas, costumbres, historias y anécdotas de La Granja. Y puedo jurar que he disfrutado escribiéndolo tanto o más que usted leyéndolo, entre otras cosas porque para escribir hay que vivir o, en este caso, revivir lo que se escribe. Sin embargo, aunque entre las personas a las que he dedicado algún comentario en Tiroleses se encuentran Faustino, Millán, Virginia o Luis, este último el único vivo de todos ellos y que sea por muchos años, nunca me he referido al conjunto de personas que, con su trabajo y esfuerzo hacen posible que El Tiro funcione, que tenga vida. Y no estoy hablando del Presidente ni de los vocales, que como tales hacen divinamente su trabajo.

Esta vez, aunque sé que cada uno de ellos tiene sus admiradores y sus detractores, quiero dar las gracias públicamente a todo el conjunto de personal auxiliar que hace posible que El Tiro sea lo que es; o mejor dicho, que seamos lo que somos. Gracias en primer lugar a Angel y a Pedro, que teniendo en sus manos información tan detallada y sensible sobre cada uno de nosotros, nunca se han permitido la más mínima indiscreción. No debe ser tarea nada sencilla la de saber quién es cada uno, quién tiene que pagar, cuánto y cuándo… y encima hacerlo tan discretamente como lo hace Ángel.

Ni debe ser un toro fácil el que tienen que torear Ana y Javi a lo largo de todo el año, que si ya es complicado llevar cualquier negocio, llevar este bar es más que ingrato por el horario, el calendario… y porque no puedes dirigirlo como propio ¡qué narices! Además, ya recordé en un artículo anterior la famosa frase de Millán, cuando sentenció que “aquí hay mucho don y poco din” y no creo que eso haya cambiado sustancialmente. Como la educación de los socios, que aunque de todos se espera un máximo, no de todos se obtiene un mínimo… qué se le va a hacer. Aunque en general aprobemos, espero.

Quitando a Yoli, que merece una mención específica, no me atrevo a nombrar una por una a las hermanas de Ana porque seguro que, o me dejo alguna o a alguna cambio el nombre. En todo caso, gracias también a todas ellas. Pero sí quiero nombrar a los que están en “primera línea”, y especialmente a Sergio. Ha habido tardes este verano en las que he pasado verdadera angustia viéndole despacharse, él solito, a toda la terraza sin una mala cara. Al menos por su parte, que siempre tiene que haber alguien que toque las narices. Y hablando de no tener mala cara ni con resaca, “las chicas de blanco”, Sonsoles y Marta: encantadoras, no cabe otra definición. Y además, nadie como ellas prepara el tinto de verano: "Con mucho tinto y poco verano" señor Bond, que es usted un cursi.

De Luis, Mario y sus sobrinos no hablo porque no los considero personal, los considero directamente parte de El Tiro. Por supuesto que me dejaré a alguien, como a todo el personal de la piscina o del campo de golf. Que me perdonen por no nombrarlos uno  a uno. En todo caso a todos vosotros, a los que he nombrado y a los que no, muchísimas gracias.



Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro










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