jueves, 17 de diciembre de 2015

Soy un anti sistema

Puede que sea usted de esos a los que les provocan rechazo los anti sistema. Pues lamento comunicarle que está usted leyendo al autor equivocado, porque yo soy un anti sistema. Soy un anti sistema porque tengo la manía de llamar a las cosas por su nombre. De no admitir que me “enseñen” a hablar para no ofender a quien no me importa ofender. Por eso nunca llamo anti sistema a los que se dedican a arrasar las calles o a amenazar a la gente. Esas dos cosas tienen nombre -estragos y amenazas- y están contempladas en el Código Penal, por lo que son delitos. Y los que comenten delitos se llaman -y yo les llamo- delincuentes.

Soy además un anti sistema porque me repatea que en cada programa de televisión, en cada película y en cada libro tenga que haber cinco protagonistas conviviendo armónicamente: dos homosexuales, una mujer, un minusválido y un negro. Sí, además llamo negros a los negros, sin que ello suponga el más mínimo menosprecio ni por la persona ni por su raza. Sencillamente me parece una diferenciación étnica tan respetable como ser blanco, asiático o beréber. Mucho más despectivos me parecen los  eufemismos norteafricano, caucasiano, latino o afro americano. Todo depende del tono, sencillamente.

Pero además soy anti sistema porque creo que los homosexuales son sencillamente homosexuales, sin más. Y no hace falta cambiarles el calificativo porque para mí, ese calificativo no es peyorativo. Porque siempre he respetado la vida privada de cada uno y jamás he calificado a nadie de maricón ni de bujarra. Y nunca he reprochado, despreciado ni calificado a nadie por ese motivo. Porque cuando todos estos que ahora se deshacen en sonrisas y en halagos y les andan pidiendo perdón, les llamaban maricones, yo respetaba a todo el mundo y jamás tuve en cuenta ningún otro criterio que no fuera el de ser amigos. Más aún, acompañé en el lecho de muerte hasta el último día a un gran amigo, cuando tener VIH era simplemente ser un sidoso. Y lo haría otras mil veces.

También soy un anti sistema porque nunca he llamado “moderados” a los nacionalistas de Convergencia ni del PNV. Entre otras cosas porque siempre he dicho que el nacionalismo, por su propia naturaleza expansiva y agresiva, nunca puede ser moderado. Y al final se ha demostrado. Así como que el nacionalismo no es ninguna ideología sino un sentimiento que, debidamente manipulado, ha conducido siempre, a lo largo de la Historia, a la guerra. De hecho, no hay forma de construir una sola teoría filosófica ni política sobre los argumentos de los bailes regionales, de los deportes locales y de los platos típicos. Demuéstreme quien se esté escandalizando que hay un solo autor, con un mínimo fundamento racional, que haya apoyado el nacionalismo. En un debate en el que expuse esta misma teoría, alguien más documentado que yo me propuso -y yo me atreví a leerlos- los Discursos a la Nación Alemana, de Fichte. Léaselo quien tenga narices y que luego cuente aquí los fundamentos racionales del libro.


Y soy, sobre todo, anti sistema porque no creo que todas las culturas y todas las religiones sean iguales. De hecho, si lo fueran habría una sola. Soy por supuesto defensor del mutuo respeto entre las religiones, pero esto no quiere decir que ni todas las demás religiones ni todos los que las profesan piensen igual que yo, ni estén dispuestos a respetarme. De hecho, a algunos les da por matar a los que creemos eso. Y siempre son los mismos, oiga. Es más, creo que mi religión cristiana y mi cultura greco latina son de lo más acertado que hay, al ser las únicas que consideran al hombre como objeto de su teoría. Que haya otros que piensen que su vida es una mierda al lado de la inmensidad de su dios, me parece respetable pero no me admira en absoluto. Pero claro, si además hay otros a quienes su dios les manda matarnos a todos los demás, excúsenme si pienso que lo más conveniente es mantenerse alejado de ellos. Y si se acercan mucho, garrotazo. Es una cuestión de supervivencia, pero que cada uno haga lo que crea más conveniente…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

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