martes, 29 de diciembre de 2015

Podemitas

Pues, que yo sepa, la terminación -ita se utiliza en castellano para designar el origen del sujeto. Es decir, se utiliza para algunos -muy pocos, es verdad- adjetivos gentilicios. Así, el selenita sería aquél que hubiera nacido o procediera de la Luna; israelita se dice, no del que es natural de Israel que sería israelí, sino del que pertenece a Israel pero en un sentido religioso o étnico; y el moscovita habrá nacido, con toda probabilidad, en Moscú. Incluso en algunas ocasiones, este adjetivo puede funcionar como sustantivo: “el vietnamita”. Lo que no había visto en mi vida, mira que me quedan cosas por ver, es que se designe como “natural de” a nadie por pertenecer a un partido político, coalición, agrupación de votantes o lo que demonios quiera que sea Podemos.

Sí es cierto que, como hemos visto con el ejemplo del término israelita, el sufijo -ita, sirve en castellano para designar a grupos relacionados con tendencias religiosas, filosóficas o políticas, normalmente mal vistas por la Iglesia (ismaelita, husita, manonita…) Hasta “jesuita” tiene en origen un tono despectivo, mire usted. Se referiría a aquéllos que habrían tomado como propia la figura de Jesús. Y no digamos ya si hablamos de los sodomitas, etimológicamente originarios de Sodoma y, precisamente por eso, tan poco gratos a los ojos de Roma. Bueno, por eso y por otras causas que tienen que ver con su relajación de costumbres, claro.

El hecho es que en el castellano de verdad, no en el de la prensa, el que sigue a un movimiento, ya sea político, cultural, estético, etc. suele designarse con el sufijo -ista: sufragista, pacifista, clasicista, etc. Sin embargo, por algún motivo extraño, que estoy seguro de que nada tiene que ver con que los que escriben sean unos absolutos indocumentados, los de Podemos no son “podemistas” sino “podemitas” ¿Será por su propia naturaleza de movimiento mesiánico, liberador y redentor, poco grato a los ojos de la Iglesia? Bueno, de una parte de la Iglesia, que con esta clerecía, es cada vez más complicado para un cristiano saber quiénes son “los nuestros”, pero este es asunto distinto del que nos ocupa.

En todo caso, y si mi humilde aportación puede servir de algo a alguien, me atrevería a proponer distintos adjetivos para designar a los miembros del grupo en cuestión: si les denominamos “poderosos”, ya que de sí mismos dicen que pueden, estaremos diciendo que tienen poder; que son muy ricos; que son grandes, excelentes o magníficos en su línea; o que son activos, eficaces y que tienen virtud para algo. Sinceramente, no me cuadra casi ninguna de las definiciones. En cambio, si les llamamos “pudientes”, diremos de ellos que son poderosos, ricos o hacendados. Puede valer, pero solo para una parte del grupo, creo. Nos podemos pasar al ámbito jurídico-notarial, donde existen las figuras del poderdante y el podertomante, pero no sería descartable que algún malintencionado, follón o malandrín, se lo tomara por el lado jocoso-festivo y hasta sexual. Y claro, decir a un valeroso revolucionario, bolivariano y mambí que es un poderdante, puede resultar hasta halagador. Ya se sabe que estos chicos se “empoderan” en cuanto te descuidas. Pero decirle que es un podertomante, lo mismo confunde su alma pionera y luchadora y te fríe a golpe de machete cubano. Y no fuera malo el lance, que si además les sale su filtro informativo por HispanTV, la televisión de Pablo Iglesias financiada por el régimen de los Ayatolahs, lo mismo te afeitan el pescuezo a golpe de alfanje.


No, definitivamente creo que me quedo con el término podemistas. Aunque sé que es una guerra perdida, porque ya están calificados por la prensa oficial. Buena gana de discutir…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

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