Bueno, pues ya sabemos que
el Partido Popular NO votará la investidura de ningún candidato que no sea
Mariano Rajoy, que para eso ha sido el partido más votado; sabemos además que
este mismo candidato NO se presentará de momento, pero tampoco cederá su opción
de presentarse a ningún otro candidato de su partido. Sabemos también que el
PSOE NO votará en ningún caso al Partido Popular (“NO es NO”), y que además NO
se sentará a negociar con ellos ninguna clase de condiciones, cesiones ni soluciones
alternativas. Por supuesto, el PSOE NO presentará candidatura antes de que lo
haga Mariano Rajoy. Por parte de Ciudadanos sabemos que NO participará en
ningún caso en un Gobierno en el que tenga que compartir sillas con los radicales
de Podemos ni con golpistas de ninguna clase, lo cual le honra. Por parte de
Podemos, sabemos que NO votará en ningún caso a un candidato del Partido Popular,
que NO votará tampoco a ningún candidato del PSOE si no le cede la
Vicepresidencia y los ministerios de Economía, Educación, Sanidad, Servicios
Sociales, Defensa e Interior, con sus respectivos servicios de información de
Hacienda, CNI, Guardia Civil, Ejército y Policía. Es decir que NO vienen a
apoyar a un gobierno, sino a dar un golpe de estado. Aparte de que en campaña
decía Pablo Iglesias, para quien quisiera escucharle, que NUNCA será vicepresidente
de un Gobierno presidido por Pedro Sánchez. De los nacionalismos golpistas, antes
moderados para los incautos, sabemos que NO apoyarán a ningún gobierno que no
les permita dar su particular golpe de estado y proclamar la independencia de
Cataluña, País Vasco, Galicia, Canarias, Valencia, Baleares, El Bierzo,
Muñopedro o Torreperogil.
No acostumbro a escribir de
Política, primero porque ya hay quien lo hace mejor que yo y con más
conocimientos; segundo, porque después de más de veinticinco años trabajando
con políticos, quiero quitarme; y tercero, porque de este asunto en concreto,
están a día de hoy los periódicos, las radios e internet saturados. A pesar de
eso, no me queda más remedio que servirme de este medio para evitar reabrir de
forma irreversible mi úlcera de duodeno. Perdóneme quien no esperase de mí un
tema tan prosaico, pero como digo, lo hago a modo de terapia. Y es que, en el
fondo, da un poco de vergüenza que después de casi un mes y medio, a día de hoy
no sepamos quién va a gobernar. Y no solo eso, sino que además sepamos lo que NO
quieren los partidos, pero no tengamos ni idea de lo que quieren. De lo que
pretenden, para ser más exactos. No sabemos cuánto ni cuándo está cada uno de
ellos dispuesto a sacrificar, ni en cuotas de poder, ni en la carrera
particular de sus dirigentes. Aterrador. Pero como uno es de natural optimista
y constructivo, y de carácter positivo, ahí van mis propuestas, por si pudieran
servir de ayuda a alguien:
-
No quiero que los candidatos deban su
candidatura a nadie más que a sus votantes, por lo que deberían elegirse
mediante primarias en cada distrito, y no mediante designación digital de la
Superioridad. Llamar primarias a las elecciones internas de los partidos es un
insulto. Cada diputado es depositario de mi soberanía y no me da la gana de que
tenga que ser sumiso ante nadie.
-
No quiero que ningún comisario político
levante la manita en el Congreso para indicar con uno, dos o tres dedos, a todo
su grupo de diputados lo que tiene que votar. No me creo que todos ellos estén
de acuerdo en las leyes que votan.
- No quiero que se pueda votar, como si fueran
igual que los demás, a partidos que han cometido de manera reiterada y
consciente, todo tipo de atropellos contra la Paz, la Libertad, La
Constitución, El Rey y la convivencia entre los españoles. La Ley es y debe ser
igual para todos, y el delito no es una opción política.
-
No quiero ciudadanos que dejen robar a los
políticos mientras los políticos les dejen robar a ellos, y solo se indignen
con la corrupción cuando la crisis toque sus bolsillos.
- No quiero mantener una concejalía de Sanidad,
una consejería de Sanidad y un Ministerio de Sanidad; y tener que pagarme
además un seguro médico.
-
Y, sobre todo, no quiero políticos que no
sean capaces de presentar programas, de aportar ideas, de ofrecer sacrificios y
de negociar hasta la extenuación, renunciando a sus propios intereses.
No sé si es mucho pedir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario