lunes, 1 de febrero de 2016

Lo que no quiero

Bueno, pues ya sabemos que el Partido Popular NO votará la investidura de ningún candidato que no sea Mariano Rajoy, que para eso ha sido el partido más votado; sabemos además que este mismo candidato NO se presentará de momento, pero tampoco cederá su opción de presentarse a ningún otro candidato de su partido. Sabemos también que el PSOE NO votará en ningún caso al Partido Popular (“NO es NO”), y que además NO se sentará a negociar con ellos ninguna clase de condiciones, cesiones ni soluciones alternativas. Por supuesto, el PSOE NO presentará candidatura antes de que lo haga Mariano Rajoy. Por parte de Ciudadanos sabemos que NO participará en ningún caso en un Gobierno en el que tenga que compartir sillas con los radicales de Podemos ni con golpistas de ninguna clase, lo cual le honra. Por parte de Podemos, sabemos que NO votará en ningún caso a un candidato del Partido Popular, que NO votará tampoco a ningún candidato del PSOE si no le cede la Vicepresidencia y los ministerios de Economía, Educación, Sanidad, Servicios Sociales, Defensa e Interior, con sus respectivos servicios de información de Hacienda, CNI, Guardia Civil, Ejército y Policía. Es decir que NO vienen a apoyar a un gobierno, sino a dar un golpe de estado. Aparte de que en campaña decía Pablo Iglesias, para quien quisiera escucharle, que NUNCA será vicepresidente de un Gobierno presidido por Pedro Sánchez. De los nacionalismos golpistas, antes moderados para los incautos, sabemos que NO apoyarán a ningún gobierno que no les permita dar su particular golpe de estado y proclamar la independencia de Cataluña, País Vasco, Galicia, Canarias, Valencia, Baleares, El Bierzo, Muñopedro o Torreperogil.

No acostumbro a escribir de Política, primero porque ya hay quien lo hace mejor que yo y con más conocimientos; segundo, porque después de más de veinticinco años trabajando con políticos, quiero quitarme; y tercero, porque de este asunto en concreto, están a día de hoy los periódicos, las radios e internet saturados. A pesar de eso, no me queda más remedio que servirme de este medio para evitar reabrir de forma irreversible mi úlcera de duodeno. Perdóneme quien no esperase de mí un tema tan prosaico, pero como digo, lo hago a modo de terapia. Y es que, en el fondo, da un poco de vergüenza que después de casi un mes y medio, a día de hoy no sepamos quién va a gobernar. Y no solo eso, sino que además sepamos lo que NO quieren los partidos, pero no tengamos ni idea de lo que quieren. De lo que pretenden, para ser más exactos. No sabemos cuánto ni cuándo está cada uno de ellos dispuesto a sacrificar, ni en cuotas de poder, ni en la carrera particular de sus dirigentes. Aterrador. Pero como uno es de natural optimista y constructivo, y de carácter positivo, ahí van mis propuestas, por si pudieran servir de ayuda a alguien:

-       No quiero que los candidatos deban su candidatura a nadie más que a sus votantes, por lo que deberían elegirse mediante primarias en cada distrito, y no mediante designación digital de la Superioridad. Llamar primarias a las elecciones internas de los partidos es un insulto. Cada diputado es depositario de mi soberanía y no me da la gana de que tenga que ser sumiso ante nadie.

-       No quiero que ningún comisario político levante la manita en el Congreso para indicar con uno, dos o tres dedos, a todo su grupo de diputados lo que tiene que votar. No me creo que todos ellos estén de acuerdo en las leyes que votan.

-        No quiero que se pueda votar, como si fueran igual que los demás, a partidos que han cometido de manera reiterada y consciente, todo tipo de atropellos contra la Paz, la Libertad, La Constitución, El Rey y la convivencia entre los españoles. La Ley es y debe ser igual para todos, y el delito no es una opción política.

-       No quiero ciudadanos que dejen robar a los políticos mientras los políticos les dejen robar a ellos, y solo se indignen con la corrupción cuando la crisis toque sus bolsillos.

-        No quiero mantener una concejalía de Sanidad, una consejería de Sanidad y un Ministerio de Sanidad; y tener que pagarme además un seguro médico.

-       Y, sobre todo, no quiero políticos que no sean capaces de presentar programas, de aportar ideas, de ofrecer sacrificios y de negociar hasta la extenuación, renunciando a sus propios intereses.


No sé si es mucho pedir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario