domingo, 22 de noviembre de 2015

El caso de Marta Domínguez

¡Cuánto cinismo! Queremos que el deporte sea un espectáculo de súper hombres, y cuando nos enseñan cómo se hace, nos hacemos la ofendida. Aparte de eso ¿alguien puede explicarme cómo es posible que cinco o seis pruebas den negativo y la sexta, después de varios años, de positivo? Es que uno es de Letras y lo de la Química nunca fue mi fuerte. Como tampoco fue mi fuerte el deporte, por cierto. Quien me conozca desde hace muchos años, será incapaz de recordarme en camiseta y pantalón corto, aunque reconozco, mea culpa, que últimamente me he dejado seducir por el muy noble arte del Boxeo. No obstante, siempre he sido y seguiré siendo crítico con el deporte-figurín, con la necesidad de “vestirse de…” para hacer un deporte. Impresiona entrar en un gimnasio y encontrarse los modelazos que llevan algunas vecinas, bien pintadas ellas para hacer gimnasia. O cruzarse por el monte, cuando uno va dando un paseo, con un sujeto (o sujeta) vestido de marciano, con más colores que un árbol de Navidad y montado sobre una bicicleta.

Cuando montaba en bicicleta, recuerdo que lo hacía vestido de persona normal, con vaqueros y camiseta, sin que ello afectara, en mi opinión, al rendimiento de mi pedalada. Y hablando de bicicletas ¿Alguien puede creerse realmente que uno o cincuenta individuos pueden darse la vuelta a Francia, incluidos los Alpes; o a España incluidos los Pirineos, el Sistema Central y los Picos de Europa, sin ningún tipo de aporte extra que les evite reventar como un petardo? ¿No es más lógico pensar que, si los órganos responsables de combatir el dopaje dependen del mismo presupuesto que los responsables de que el espectáculo genere beneficios, haya por lo menos cierta coordinación? Y ya puestos a hacer preguntas difíciles ¿Es posible que no haya un límite para ningún record? Es decir, que hagas lo que hagas, en el tiempo que lo hagas y en la distancia que lo hagas, siempre va a haber alguien que te supere. ¿Hasta dónde? Y una vez tocado el techo ¿qué?


Recapitulemos ¿No parece más lógico admitir que, a partir de cierto nivel, el deporte requiere un asistencia extra para seguir siendo espectáculo y el espectáculo un aporte extra para seguir generando dinero? Y lo que es más importante ¿Tenemos de verdad necesidad de seguir empujando a jóvenes a machacar su vida, prohibiéndoles hacer aquello que luego les exigiremos hacer para que después su carrera haya servido para algo? ¿Soy el único al que todo esto le parece de locos? ¿Soy el único que considera a Marta una víctima? Y a Jacinto y a Jimmy y a Ernesto y a Macarena y a Ladislao y a Nora y a Lucía y a Clara y a Lorenzo…

Gonzalo Rodríguez-Jurado Saro

No hay comentarios:

Publicar un comentario