domingo, 30 de septiembre de 2012

El Bienhablao

 

Dentro del conjunto de los especímenes raros que uno se encuentra por los andurriales de la vida, aparte de tipos como el ya estudiado Entendivino, hay otro que igualmente peligroso y que merece un análisis detallado, que es el arriba mencionado Bienhablao. A diferencia del anterior, su hábitat normal no son las cenas ni las reuniones privadas, sino todo lo contrario. El Bienhablao se mueve como pez en el agua en reuniones, desayunos y comidas de trabajo, cursos de habilitación, etc. pero él nunca los llamará así sino meeting, brunch, coffee break o master. Por lo que respecta a su ubicación -aunque el Bienhablao no se ubica, se posiciona- en estos ámbitos, suele ocupar muy frecuentemente los gabinetes de comunicación, prensa, imagen, etc. No obstante, hay dos sectores en los que definitivamente no puedes entrar si no eres un reconocido bienhablao. Me refiero a la política y a la prensa. Y, de esta última, en concreto a las tertulias radiofónicas y televisivas. Respecto al lenguaje de los políticos, qué decir. Si partimos de la base de que cuánto menos digas, menos te comprometes, entenderemos mejor muchos de sus discursos.
Hay dos normas básicas que el Bienhablao nunca se saltará: la primera de ellas es que puede estar hablando horas y no haber dicho absolutamente nada. Por ejemplo, “Para el Banco Santander, la sostenibilidad es una gran idea”. Ya, pero ¿me va a prestar el dinero o no? O ese fantástico anuncio de Volkswagen Polo donde, sobre un pentagrama van apareciendo dibujos de colorines y frases como “20.000 árboles”… ¿veinte mil árboles, qué? ¿Los han talado para hacer el coche? ¿Los van a plantar si lo compro? Esto es debido a que, para el Bienhablao es muchísimo más importante cómo se dice que lo que se dice. Y la segunda es la corrección política: siempre en positivo, nunca en negativo. La palabra NO, no existe y, por supuesto, el vocabulario es “de género”. Para explicarlo claro, el Bienhablao desconoce que las palabras no tienen sexo sino género y que existe el neutro, que sirve para designar indistintamente lo masculino y lo femenino. Así, dirá compañeros y compañeras, amigos y amigas, etc. Pero lo mejor de todo es cuando instruyen a los comerciales sobre cómo dirigirse al cliente. Te llama una comercial de Seguros La Tranquilidad y te ofrece un interesantísimo descuento “para su pareja” si lo contrata ahora… y se bloquea la pobre cuando le dices eso de “señorita, yo no tengo pareja, eso lo tienen los animales y usted, yo estoy casado”. Aunque también se puede estar separado, soltero o viudo y estar comprometido, tener novia, etc. Nunca “en una relación” por favor, que parece que viene uno de darse un revolcón.
Un recurso muy utilizado por el Bienhablao para que el “receptor del mensaje” o sea usted, se quede pasmado con su saber, es el de alargar las palabras. Aparte de la mencionada costumbre de posicionarse en lugar de ubicarse, colocarse o situarse, podemos añadir la de compatibilizar en lugar de cuadrar, referirse en lugar de decir, cuantificar en lugar de contar y un largo etcétera que sin duda usted ya habrá intuido.
Y es que tengo para mí que, si le damos más importancia a la forma que al fondo, si -como hemos visto- tiene menos importancia lo que se dice que cómo se dice y si hablamos para que nos escuchen y no para decir algo; al final, lo que pasa es que no decimos nada. Aunque suene muy bien.
Gonzalo Rodríguez-Jurado


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