domingo, 30 de septiembre de 2012

"¿Y tenéis cerditos?"

Esa era la pregunta-respuesta que más me horrorizaba oir cuando, de niño, decía en el colegio que los fines de semana iba a La Granja. Y es que la pregunta era inevitable, cuando no obligatoria: "A ver niños, papel y bolígrafo, redacción: ¿Que he hecho esta Semana Santa?"

Y si era así, vaya que vaya, pero lo malo es que escribiendo se puede entender, pero hablando no se pronuncian las mayúsculas. Efectivamente, cuando el tema salía en el recreo o en el comedor, siempre había uno uno que tenía una "finca" en Villalba, en Los Molinos o en "Rajcafría", lo que genéricamente se llamaba -y se llama- La Sierra. Pero cuando ya habían hablado todos y se te quedaban mirando, tu decías muy tímidamente: "yo voy a La Granja". Y era entonces cuando tenías que oir la fatídica pregunta. La primera vez te preguntabas cómo alguien podía ser tan paleto, tan ignorante y tan, tan, tan... pero es que la segunda, la tercera y la cuarta te llevaban a preguntarte si el raro eras tú. Incluso a culpar a tus padres de hacerte pasar por semejante vejación. Y tengo que decir que yo no era de los más desgraciados, porque estaba en el mismo curso que Juan y un curso por encima de Pablo O´Shea, por lo que algunas veces alguien salía diciendo: "¡anda, igual que Osea!". Lo que quería decir que alguien sabía que tu padre no era un pobre granjero. O al menos eso era lo que en tu infantil frustración pensabas.

Peor aún era cuando alguien se sentía "solidario", aunque entonces la solidaridad se llamaba Piedad o Caridad: "Ah sí, el padre de mi madre también tiene un burro en el pueblo y me deja montar cuando vamos en verano" o "¡que suerte: yo una vez di de comer a las gallinas de mi abuela y lo pasamos genial!"

No sé si este autopsicoanálisis, me servirá para sacar a la superficie viejas frustraciones, pero lo que sí sé es que me ha servido para -como comentó Ramón en mi primer artículo- reirme de ellas. Me gustaría que, si alguien ha pasado por lo mismo o parecido, lo comentemos aqui.
Por lo menos, nos reiremos.

Gonzalo Rodríguez-Jurado

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